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Por Valeria Sagula, Lic. En Trabajo Social y María Aurensanz, Lic. en Educación

Hola, ¿están ahí?...

Este escrito colectivo ve la luz en un momento de severa dislocación social, educativa y cultural y en este contexto reconocemos también un sentido de oportunidad para abrir a otras reflexiones a otras voces.

Nuestras intervenciones -desde un equipo de orientación escolar (EOE) en la escuela primaria pública de la ciudad de La Plata- están focalizadas en líneas prioritarias, garantizar la continuidad pedagógica es una de ellas, y en un momento donde el Presidente de la Nación Argentina en acuerdo general de Ministros decreta que la sociedad toda debe permanecer en aislamiento social preventivo y obligatorio, prohibiéndose desplazarse por rutas, vías y espacios públicos, a fin de prevenir la circulación y el contagio del virus COVID-19. (Decreto 297/2020) todo esto se ve resignificado.

En el marco de esta situación sanitaria global e inesperada se produce la adecuación en la particularidad del sistema educativo provincial, de las programaciones del trabajo educativo elaboradas para ciclos escolares regulares. En este sentido, la pandemia tuvo un doble impacto: la suspensión de la asistencia presencial a las instituciones educativas y la interrupción de la circulación pública masiva. (Circular Técnica Nº1/2020. Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social.

Se produce la interrupción de las clases en la escuela y en esta pregunta por nuestros alumnos/as y el estar ahí es que surgen reflexiones en torno a la propia gramática escolar donde lo conocido ha cambiado a partir del día 20 de Marzo donde se declara la cuarentena obligatoria y salir de casa ya no es posible ¿Y entonces??¿Ya no están ahí?

Ser escuela extramuros, que implicancias tiene? Inicialmente aunque con resistencia aceptar que la gramática escolar está conmovida por los procesos que implican el cuidado de cada uno y de todos en el marco de una pandemia y esto necesariamente ahora implica una reconfiguración de las relaciones que históricamente se establecieron entre unos y otros. Entonces educar en palabras de Meirieu, 1998:81 debería ser “hacer sitio al que llega” creando condiciones, ahora bien, el desafío es llegar hasta donde se encuentran aquellos que ya han venido, las estrategias conducen a garantizar la continuidad pedagógica, a sabiendas de que nuestra comunidad educativa no cuenta con todas las condiciones necesarias.

De cómo impacta en las subjetividades este momento registramos las voces palabras y reflexiones de algunos de nuestros alumnos/as: “aburrimiento”, “tranquilidad” “a mi me puso triste por no ver a mis compañeros, también hay un momento compartido con mis amigos como el recreo pero me siento como más libre para hacer las tareas no hay ruido” “me siento muy raro, como no ir a la escuela sin estar de vacaciones es como muy raro” no ir a los cumpleaños de mis compañeros”, “no me gustan las tareas que me dan no se me hacen fáciles”, “a mi no me gusta la cuarentena pero creo que es un momento que tenemos que pasar y después volveremos a la escuela y que tal vez hay que pasar este momento tranquilos que después también nos quejamos porque vamos a la escuela”

De los adultos referentes nos llegan relatos que hablan de estas nuevas vivencias: “las maestras me entienden en esto de tarea, tarea, tarea, tarea, y yo me vuelvo un poco loca porque tengo a los seis, entienden en sí, todos no? Porque el hecho de que estamos en pandemia y estamos adentro pareciera que tendríamos que estar relajados pero no, la verdad que no”, “a mi particularmente tengo un problemita con el tema de estar encerrada, es como que si no salgo mucho o seguido la rutina después me cuesta salir, por ejemplo hoy, viste que la cuadra de mi casa es cortada bueno les dije a las nenas que vayan ahí pero no quisieron, es como que les pegó al revés, como que no quisieron salir por el hecho de que se estaban acostumbrando acá adentro a casa, pero se sienten un poco…no miedo no tienen miedo pero toman sus precauciones”, “parte de las tareas es hablar del virus de la pandemia de qué es”, “a veces me agarran angustias, me agarra angustia de la incertidumbre de no saber que va a pasar, si con mi trabajo, si cuando volvamos a la rutina cómo me voy a adaptar otra vez, porque particularmente este año fue un cansancio tremendo en la primer quincena de marzo y da la casualidad de que entramos en cuarentena por la pandemia y fue como un descanso pero a la vez una cosa de incertidumbre y, me da un poco de depresión, porque esta cosa de sentirme útil solamente en casa”.

De acuerdo con los relatos recién citados y en este marco donde todos/as nuestros/as alumnos/as no pueden asistir a la escuela garantizar la continuidad pedagógica nos conduce hacia la búsqueda urgente por consensuar estrategias que garanticen los aprendizajes de los alumnos y las alumnas, más allá de los problemas coyunturales o de las emergencias que puedan surgir, todo esto en tensión con las condiciones actuales de las familias, el sostenimiento de la comunicación y la atención singular de todas aquellas condiciones que se requieren para aprender.

Frente a la extensión del período de aislamiento…

Cuando nuestro campo de intervención siempre ha estado atravesado por la complejidad que supone el vínculo con lo pedagógico hoy un nuevo escenario nos enfrenta con la urgencia de reinventar la escuela no solo como un conjunto de contenidos curriculares prescriptos, sino también, como generadora y fortalecedora del lazo social.

En este segundo momento de aislamiento y cuidado, fuimos sistematizando las intervenciones a fin de construir un recurso de análisis de nuestra propia práctica sintetizando procesos de:

  • Desterritorializacion de las intervenciones, repensar y resignificar las prácticas requiriendo un plano de abstracción.
  • Desplazamiento de las miradas en la intervención ante nuevas urgencias (desempleo, cierre de instituciones de referencia, quiebre de lazos familiares, la convivencia en situación de hacinamiento) colocando al sujeto en el plano de la resistencia como modo de preservación ante un afuera que amenaza contra la propia vida.
  • Redireccionamiento de la demanda. La preservación de la existencia y la urgencia de cubrir las necesidades primarias (alimento y atención médica). En la comunidad se construyen redes de información sobre merenderos, centros de entrega de módulos alimentarios, vacunatorios y línea 148 ante posibles síntomas de COVID-19.
  • Como EOE nos convoca elmirar más allá de las necesidades primarias a fin de poder encontrarnos con el relato, la narrativa que da lugar a otra emergencia que es la del imaginario, las representaciones y las significaciones a partir de un escenario común global de pandemia.
  • Pérdida de temporalidad, proyección a un malestar inacabado que impone una re jerarquización de prioridades y en este contexto aparece la escuela friccionando con lo instituido e instituyente.
  • Reconfigurar para muchos educadores la representación de la institución escuela desde su mito fundacional. Desde su creación la asistencia y la evaluación han sido pilares que sostuvieron su estructura. Hoy la escuela situada en un territorio que resulta desconocido sigue desplegando estrategias desde prácticas inaugurales que dan sentido a la educación. Tomando palabras de Dustchatzky “…si algo sostiene a la escuela a lo largo de su historia es la capacidad de “reunir” de juntar aún en la des-unión y en las múltiples derivas”.
  • Ante el aislamiento, la soledad, aparecen las redes inaugurando respuestas a la emergencia de la presencia escolar, la necesidad del cara a cara y deachicar las brechas del distanciamiento social, aliviar el malestar y reafirmar los espacios de identidad. La virtualidad como encuentro entre lo privado y lo común (derecho a la educación), donde se sostiene el mientras tanto de la pandemia, a través, de plataformas alternativas-Blog, Facebook, WhassApp, Zoom- que configuran otros modos vinculares entre docentes, alumnos y familias.
  • Surgimiento de una nueva brecha: los niños que cuentan con recursos tecnológicos (computadora, teléfono, tablet), fotocopias de actividades, cuadernillos del Ministerio de Educación de la Provincia, más el acompañamiento familiar para el sostenimiento de las propuestas pedagógicas y aquellos otros niños que no. Esto nos hace pensar por un lado en el surgimiento de un nuevo alumno con mayor autonomía y por otro, aquellos alumnos que quedaron al margen, por la desventaja de la falta de acceso a las tecnologías o la desventaja de no contar con un adulto que acompañe o las dos variables en simultáneo. Dejando al descubierto la brecha entre el alumno autónomo y aquel que queda al margen.
  • La docencia frente al desafío de construir espacios alfabetizadores a través de un mundo virtual. Las TICs, como espacio de exploración de la enseñanza tal vez, permita una diversidad de estrategias innovadoras que posibilitan a los alumnos el despliegue de conocimientos significativos.
  • Ante aquello que va emergiendo Duschatzky (2017) se indaga ¿Dónde ponemos el ojo? ¿En la crónica de los hechos o en esas mutaciones que se van produciendo a lo largo del texto despertando un nuevo modo de habitar el encuentro con los alumnos, un modo surgido de los propios términos provistos por el encuentro? ¿Qué vemos? ¿Los sucesos o lo que se inaugura en nosotros?

Los ajustes a cada una de estas intervenciones se van implementando en proceso. Evaluando la pertinencia y el respeto por los tiempos y vivencias de los niños/as y jóvenes. Evocando las voces en otras voces Carlos Skliar afirma que “en este mundo pre-pandémico, en este tiempo de excepción, tendríamos que volver a pensar en aquellos pequeños gestos que de verdad hacen la educación –más allá del ritual de llegar hasta la escuela- impedidos hoy de acercarnos a la escuela. Los rituales no en el sentido de la repetición absurda sin nosotros sino, de esos rituales que a los otros le dan hospitalidad, le dan ambiente, le dan confianza.”

Bibliografía:

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