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Por Eleonora Lila Vázquez. Abogada (tributarista) UBA. Concejala en ejercicio de licencia, Secretaria de Educación Municipio de San Vicente. Consejera nacional del PJ. Secretaria general del PJ de San Vicente.
El análisis del concepto de igualdad en educación implica un abordaje desde distintos puntos de vista. Compleja es la articulación entre lo educativo y lo social, entre los sistemas educativos y las sociedades en las que están inscriptos.
Garantizar una educación de calidad nos pone en frente del desafío de lograr una fluida interacción entre estos dos factores.
Esto implica, desde el contexto social, brindar a todas las familias las herramientas imprescindibles para participar y desarrollarse en lo educativo. Desde el sistema, la tarea consiste en generar estrategias institucionales y pedagógicas adecuadas para que todos/as los/as integrantes, más allá de su condición social, étnica, geográfica, sexual y religiosa puedan aprender.
Estos desafíos planteados desde los gobiernos locales implican la previa conformación de equipos que, trabajando en el territorio, generen un diagnóstico minucioso respecto a las dificultades que la desigualdad genera para el acceso de una porción de la población a sus derechos educativos.
Esa fue la tarea que llevamos a cabo en San Vicente durante la última década, con avances y retrocesos, pero con la convicción de que la inclusión en materia educativa es uno de los ejes en los que se asienta la formación de la conciencia social.
Los/as sanvicentinos/as no hemos sido ajenos al retiro del Estado como regulador de lo social y de lo económico, con el correlativo debilitamiento de la clase media y la consecuente desintegración social.
En San Vicente se ve claramente cómo la informalidad laboral creció, apareciendo una fracción significativa de la comunidad económicamente activa sin posibilidades de inserción en el mercado de trabajo en general y, menos aún, en el local.
Por ello, a partir del 10 de diciembre de 2019, ya en el gobierno, nuestro equipo, liderado por el Compañero Intendente Nicolás Mantegazza, se propuso llevar a cabo las estrategias necesarias para promover la educación inclusiva.
Reducir la desigualdad educativa requiere del empoderamiento de la comunidad. En nuestro distrito se han revitalizado las mesas de discusión y elaboración de planes comunes en los que participan: representantes del municipio (del área educativa, de salud, de desarrollo humano, de protección ciudadana, de cultura, de deporte), Jefatura distrital de educación (su inspectora jefa, el cuerpo de inspectores, los equipos de orientadores/as educativos, la coordinación general del Programa Fines), sindicatos (docentes y no docentes), organizaciones sociales, consejo escolar, el Honorable Concejo Deliberante y representaciones de las más variadas fuerzas vivas de la sociedad.
En conjunto, se trabaja tenazmente fijando necesidades, objetivos y prioridades fundamentales a la hora de gestionar, a la hora de la toma de decisiones concretas.
Como resultado de este accionar y con la posibilidad de impulsar estas inquietudes ante los gobiernos provincial y nacional, con los que se mantiene permanente diálogo, es que a pesar de la pandemia y de las dificultades económicas, se han obtenido respuestas comenzando con la ejecución de obras de infraestructura escolar y de mantenimiento de los establecimientos educativos.
Es preciso resaltar que programas como “Argentina unida por la educación y el trabajo” y “Escuelas a la obra” han sido fundamentales para llevarlas a cabo. Asimismo, la creación de nuevos establecimientos es una tarea que se ha iniciado y que viene arrojando resultados positivos.
Se trata de obras que responden al clamor general de la comunidad por vacantes para todos los niveles, en especial, el inicial y de escuelas dignas y seguras.
Luego del trabajo de campo realizado, hemos concluido en que se hace imprescindible dar una respuesta a los/as adultos/as que no han podido nunca acercarse a las herramientas elementales de la enseñanza primaria.
Ante esta situación y con la certidumbre de que es necesario que el estado municipal sea parte de las soluciones, es que hemos emprendido a nivel municipal el programa de alfabetización “Todxs aprendemos”. El mismo se desarrollará en cada barrio de cada localidad de nuestra comuna con el aporte de las organizaciones sociales, entidades de bien público, sindicatos, vecinos/as en general y articulando con la inspección de escuelas primarias para adultos/as, dependiente de la Dirección General de Cultura y Educación provincial. No obstante la pandemia ha complejizado la manera de concretarlo, actualmente, vecinos/as que se ha ofrecido como voluntarios/as alfabetizadores/as se encuentran en proceso de formación en la diplomatura de educación popular de la Universidad Nacional de Quilmes. Junto con un grupo de compañeros/as de distritos de la región estamos evaluando las diferentes alternativas pedagógicas de alfabetización, en el marco del aislamiento social.
La realidad mundial que nos toca transitar ha dejado en evidencia que la desigualdad en materia educativa también está muy vinculada con la cuestión tecnológica. Estas herramientas se han vuelto clave para garantizar la continuidad pedagógica.
En San Vicente habíamos detectado esa problemática con antelación y hemos ofrecido y ejecutado programas de alfabetización digital para jóvenes y adultos/as, como así también de emprendedurismo digital.
Sin dudas que, el programa nacional “Seguimos Educando”, instrumentado mediante un convenio entre el municipio y la nación, de entrega de material tecnológico es fundamental que se esté llevando a cabo y debe profundizarse.
Revertir las inequidades requiere de un trabajo articulado y en donde todos los sectores involucrados sean escuchados. En este sentido, y a lo largo de meses, le dimos a la reflexión un lugar preponderante y generamos ámbitos junto a los/as educadores/as. Los conversatorios “Encuentro de reflexión de la práctica docente”, “Educación Sexual Integral: entre el miedo y la confianza” e “Inclusión y obligatoriedad en los ¿nuevos? Contextos de desigualdad”, organizados junto a la Universidad Pedagógica Nacional, nos fueron sumamente útiles para estos objetivos.
Es de resaltar, el compromiso y la convicción de la comunidad educativa en la presente etapa en pos de cuidar a cada uno/a de los/as alumnos/as. Los/as docentes han tenido en general una respuesta superadora ante la adversidad. Cuando conectan con otras subjetividades, en diversas acciones, que no tienen que ver estrictamente con lo pedagógico, como la entrega de alimentos, es doblemente valorable y es la mejor manera para prepararnos para lo que sigue.
Otro hecho que nos ocupa es el porcentaje de población adolescente que está afuera de la escuela, recuperarlos se delinea como un deber ético. En ese sentido, nos parece oportuno consolidar los centros de estudiantes ofreciéndoles opciones de intervención en los casos de abandono escolar que se detecten.
Sabemos de la enorme responsabilidad que tenemos los gobiernos que abrazamos la causa nacional y popular ya que, levantando la bandera de la justicia social, debemos producir los cambios necesarios en una realidad que nos exige nuestro mayor y mejor esfuerzo en el marco de una feroz asfixia presupuestaria y tejidos comunitarios desgarrados. En este sentido, nuestro Presidente nos llamó a “recuperar la épica educativa”.
Porque “la vida es lucha y renunciar a ésta es renunciar a la vida…” es que, confiando en la construcción colectiva, en la senda del camino que retomamos y en un gran acuerdo nacional por la igualdad, está en nuestras manos que la educación pública de excelencia llegue a todos y todas.
Universidad Nacional Arturo Jauretche
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ISSN 2545-7128