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Por Melisa Recalde. Estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social (UNAJ). Tallerista de Teatro y Arte en el Programa Envión de Florencio Varela.
Cuando fui invitada a colaborar en este número, me fue indicado que el concepto estructurador del mismo sería: la desigualdad.
En una primera instancia nos podríamos sentir tentadxs de reducir la categoría a su faceta más despersonalizada y formal como lo son los diccionarios. Por ejemplo, la RAE (institución altamente cuestionada en tiempos de feminismo y lenguaje inclusivo) indica que es la “condición de Desigual: Que no es igual, diverso, variable. Arduo, grande, dificultoso”.
Estas palabras no hacen justicia por la forma en que nos atraviesan las desigualdades, en su magnitud, a como se cuela entre los huecos de nuestros días, espacios y cuerpos. En por qué nos enseñaron a “tolerar” y soportar situaciones de injusticias, a marcar la desigualdad, a conformarse…
No paro de pensar en esta palabra como una profunda deuda que implica constantemente un cuestionamiento en donde nos posicionamos y paramos frente a ella. Ellas, por qué son tantas que nos cuesta dejar de naturalizarlas y visibilizarlas, esas situaciones que dejan huella y que nuestro deber es cuestionar y repararlas, buscar la igualdad en otra palabra que Trabajo Social nos enseñó a abrazar: los derechos.
¿En qué lado de la mecha te encontrás? ¿Reclamás por ellos, cuestionás y gritás fuerte frente a todas las desigualdades?
No podemos cerrar los ojos y no ver que:
Desigualdad es descalificar el lenguaje inclusivo desde el privilegio de la heterónoma cisgénero, es no respetar las diversidades, el cupo laboral trans en todos los espacios, que lxs niñxs trans tengan que pasar desde pequeñxs por tantos cuestionamientos por su identidad, para obtener su DNI, para acceder a la educación y a la salud. Desigualdad es que la expectativa de vida de las personas trans sea de 39 años.
Desigualdad es que fuerzas policiales nos arrebaten a nuestros pibes, le tiren gas a nuestrxs abuelxs, no respeten a nuestros pueblos originarios, ni los reclamos de lxs docentes, es no poder marcar las injusticias sin que te repriman, que esa misma policía siga teniendo las posibilidades o intencionalidades de intentar desestabilizar un gobierno democrático, y tengan la tranquilidad injusta de saber que nadie los va reprimir o tomar alguna represalia. El derecho al reclamo es válido, es necesario y es la esencia de esta redacción, por el contrario, no son las formas en este contexto, que nos encuentra ayudándonos entre todxs.
El contexto de pandemia vino a aflorar más las desigualdades a la que se exponen muchas personas ante la poca empatía de otrxs, no poder conmoverte ante el sacrificio y dolor ajeno, cuestionarnos las posiciones cómodas de quienes pueden acceder a la salud, el privilegio de la juventud, que las ollas populares sean autogestionadas porque solo entre nosotrxs tejemos lazos solidarios de compresión, extrañar un abrazo en esta enfermedad que nos vino a cuestionar esos abrazos.
Desigualdad es no tener las herramientas tecnológicas para poder acceder a la educación, que no se fomenten espacios de escucha a los reclamos y de ayuda a lxs estudiantes que se quedan excluidos en lugares donde ya fueron excluidos anteriormente por la edad, por su economía o por su historia de vida, por no entender lo digital. Desigualdad es que la conectividad sea privilegio de quienes pueden pagarlo.
Desigualdad es la violencia en la que están creciendo muchas niñas, niños y adolescentes en sus hogares, la estigmatización y discriminación de lxs pibes, es minimizarlxs y no escucharles. No brindarles las posibilidades de estudiar y formalizarse, que salgan de la escuela a laburar en empleos no registrados donde vulneran todos sus derechos. Desigualdad es la meritocracia.
Desigualdad es que se valore más un pedazo de tierra que las necesidades en la calidad de vida de sus ocupantes, que se siga discutiendo sobre un derecho que es fundamental el de la vivienda digna, el trabajo, la educación y la salud de las personas.
Desigualdad es que el sueldo de una mujer sea menor al de un hombre, que intentes hacer una denuncia por violencia de género y que tengas que volver a tu hogar junto a tu agresor, desigualdad es que no puedas decidir sobre tu cuerpo, su sexualidad y reproducción, que si hablamos de violencia hacia las mujeres se reflejen desde el momento de parir, de decidir no hacerlo, en el mundo laboral, en el hogar, que llamemos amor a eso que es trabajo no pago. Desigualdad es que por el solo hecho de ser mujer tenga más posibilidades de que te asesinen.
Desigualdad es que el aborto sea inseguro e ilegal, que las mujeres sigan muriendo, que no sea un tema de salud pública. Desigualdad es que no se respete la ley de talles. Desigualdad es que las mujeres que deciden ejercer la prostitución no tenga leyes que las protejan, que se mezcle derechos con la complicidad de poderes que siguen desapareciendo pibas, que aún no sepamos en Varela y en todos lados ¿Dónde está Roxana Villalba? Desigualdad es que la ESI no se respete en las escuelas, que la iglesia y el estado no sean asuntos separados. Desigualdad es saber que la calle no es un lugar para vivir.
Desigualdad es seguir preguntándonos ¿Dónde está Julio López? ¿Qué pasó con Santiago? ¿Por qué a Facundo? y es que muchos genocidas sigan sueltos, que existan tantas personas sin conocer su verdadera identidad, la liviandad de perder la memoria ante la época más oscura que vivimos, porque mientras existan reivindicaciones a actos deshumanizadores tenemos que seguir luchando, por la verdad, por la memoria y la justicia. Porque los Derechos Humanos es para Todxs.
No sé qué anteojos me habré puesto que veo desigualdades por todos lados, en todos los espacios, en todos los momentos, en todas las personas. Estoy segura que alguna de estas desigualdades te toco de cerca; es ahí donde se busca tu acción e intervención; seas estudiante, futuro profesional, docente, militante, ciudadanx ahí tenés que estar vos luchando ante esa desigualdad en cualquier espacio que te encuentres.
¡Tomar a la desigualdad como motor de luchas, porque los derechos se conquistan, porque nos necesitamos para todxs! Porque lo merecemos TODO. El título no es mío, lo llevo en la piel, es de personas que lucharon antes que yo, y que espero a partir de mis palabras nos encuentre luchando por más derechos también, después de mí.
Universidad Nacional Arturo Jauretche
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ISSN 2545-7128