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Por Ivo Dickmann e Ivanio Dickmann (Traducido al español por Daniel Carceglia)
Es necesario disminuir la distancia entre lo que se dice y lo que se hace; en ese momento, tu habla es tu práctica.
Paulo Freire
La construcción de una reinvención del método Paulo Freire es un gran desafío, pero es precisamente allí donde se instaura el respeto a su legado, ya que más de una vez él afirmó que deseaba ser reinventado, no seguido (FREIRE, 2009; FREIRE; FAUNDEZ, 2002; ). Lo que construimos en este texto es un intento de reunir y reorganizar un conjunto de aspectos centrales de la pedagogía de Paulo Freire de forma que los educadores y educadoras puedan utilizarlo en su cotidianeidad pedagógica (escuela, universidad, ONG, movimientos sociales, sindicatos, entre otros), adecuando a sus realidades y construyendo conocimiento en una relación dialógico-dialéctica.
Aquí encontrarán un itinerario que puede ser recreado de acuerdo con la realidad a ser trabajada, creando una infinidad de posibilidades del quehacer, teniendo a Freire como la referencia epistémico-metodológica central.
La creatividad y la criticidad con que esa didáctica freiriana será aplicada en los diversos espacios pedagógicos no está a nuestro alcance; pero está entregada la comunidad freiriana, de modo que se incorpora al legado de Freire del que somos continuadores.
Pedagogía de la acogida
A todos nos gusta ser acogidos al llegar al aula, queremos sentir y experimentar la aceptación y el reconocimiento de los demás. Como integrantes del grupo, como compañeros de camino en la comunidad, como partes importantes del proceso de convivencia que nos hace más humanos, la acogida es el primer momento de la humanización.
Acoger al otro es un gesto de amor y alteridad, de tolerancia con lo diferente y de respeto a la diversidad – que, de alguna forma, se traduce también como una pedagogía de la amorosidad. La acogida es la dialéctica de las dos grandes dimensiones humanas: la afectividad y la racionalidad.
Desde el punto de vista pedagógico, acoger es respetar el conocimiento de los otros – popular, académico-científico, místico-religioso -, es promover el encuentro de los diferentes, es proporcionar el diálogo de saberes. En la acogida se recibe la persona, pero también sus ideas; es una acogida en la totalidad del ser humano.
La pedagogía de la acogida es el gesto simbólico que antecede a la pedagogía de la pregunta. La pregunta es lo que gesta la respuesta embarazada de mundo, confirmando la inexistencia de analfabetismo oral, posibilitando la tematización de la realidad concreta, la lectura del mundo y la concientización crítica, aprendiendo a decir la palabra, rompiendo la cultura del silencio. La palabra rompe el verbalismo-activismo y se hace acto epistémico-metodológico.
Pedagogía de la pregunta
La didáctica freiriana también es la pedagogía de la pregunta. La pregunta es el diálogo hecho praxis, es curiosidad que se externaliza en la palabra, es problematización que vivifica el acto gnoseológico, nace de la capacidad colectiva de develar el mundo y de pronunciarlo, para transformarlo. «Todo conocimiento comienza por la pregunta.» (GUERRERO, 2010: 53).
La pregunta despierta la curiosidad y la creatividad del educando, instiga su interés por el contenido trabajado, ampliando las posibilidades de construcción de nuevos conocimientos. Desde ese punto de vista, la pedagogía de la pregunta es la antítesis de la pedagogía tradicional que se sustenta en la estrategia de la respuesta pronta, anti-dialógica y opresora.
En la práctica: ese momento de la didáctica freiriana es para el educador ejercitar la acogida sincera y dialogar con los educandos: ¿Cómo va a ser la clase? ¿De qué va a tratar? ¿Qué dolor ataca y cura? ¿Cuál es el tema generador? ¿Por qué es importante estudiar este tema?
En la práctica: el ejercicio de preguntar molesta, desestabiliza, desestructura, provoca grietas en las certezas que parecían inquebrantables, abriendo posibilidades de reinterpretar la realidad, empezando por el cuestionamiento de lo que parece más obvio y evidente, avanzando hacia cuestiones más profundas y complejas sobre la realidad de la realidad educación.
Pedagogía del tema generador
El tema generador es una de las principales originalidades de la pedagogía freireana. Es resultado de la reflexión crítica en torno a las situaciones-límites, de la codificación del universo vocabular y de las temáticas significativas de los grupos que vamos a trabajar. La investigación del tema generador es conocer el pensamiento y la acción de los sujetos sobre la realidad, o sea su praxis.
El trabajo en la perspectiva de la pedagogía del tema generador necesita ser coherente con la pedagogía dialógica de la educación liberadora freireana. Debe ser una pedagogía de la concientización y permitir conocer la percepción de la realidad en que estamos insertos; ampliar nuestra visión del mundo, nuestras relaciones con el mundo y con los demás.
Como vivimos una tensión dialéctica entre nuestros condicionamientos y nuestra libertad, conocer el mundo a través de la investigación temática -de donde emergen los temas generadores- nos da condiciones de actuar sobre nuestra realidad para cambiarla, enfrentando las situaciones-límites con nuestros actos- límites en vista del inédito viable. Por eso, llamamos tema generador, o también temas bisagras, esas palabras-fuerza que nos permiten desdoblar y desvelar otras cuestiones de la realidad-mundo, entendiéndolos.
«Los temas se encuentran, en última instancia, por un lado envueltos y, por otro, envolviendo las ‘situaciones límites’, en cuanto las tareas que ellos implican al cumplirse constituyen los ‘actos límites’ a los cuales nos hemos referido” (FREIRE, 2003: 93).
En la práctica, la pedagogía del tema generador es el momento de la continuidad de la reflexión de lo que emerge de la pedagogía de la pregunta. Es la orientación temática para el diálogo interrelacional entre educador y educandos, es la palabramundo que va siendo develada, ad-mirada, inteligida, como parte del proceso de construcción de nuevos conocimientos en dirección al cambio de la realidad.
Pedagogía de la contextualización
El conocimiento se construye en el diálogo entre educadores y educandos, a partir del contexto concreto que están insertos. Por eso, es necesario contextualizar el objeto del conocimiento para empapar de sentido el acto cognoscente (GADOTTI, 2001). (…) nadie conoce a nadie, como tampoco nadie se educa a sí mismo: los hombres se educan en comunión, mediatizados por el mundo.
El contexto generador es de donde emergen los temas-problemas, es el lugar en que los temas generadores están situados y datados, y conociendo el contexto concreto es posible pensar su transformación. Este momento de contextualización es preparatorio para pensar las acciones de cambio, es el tiempo de profundizar la lectura del mundo, contextualizando el saber que será producido en el diálogo liberador.
Este proceso de la pedagogía de la contextualización posibilita a los sujetos una postura de apertura y humildad, en que «[…] el educador ya no es lo que sólo educa, sino que, mientras educa, es educado, en diálogo con el educando, que al ser educado, también educa «. (FREIRE, 2003: 68). La didáctica freiriana, en esa perspectiva, funda una pedagogía de la humildad educativa entre educador-educando.
Es muy posible que el tema contextualizado pueda ser encontrado en diversas obras de Paulo Freire, por lo tanto hay que estar atentos para buscar apoyo en el legado freireano como una de las formas de profundizar el conocimiento del objeto. Pero no sólo en él: ampliando la visión interdisciplinaria, conociendo mejor para actuar mejor en vistas al cambio.
Pedagogía de la reflexión
Reflexionar es pensar de forma crítica sobre alguna realidad o algún objeto, es un acto de autonomía intelectual, exige del sujeto la responsabilidad epistemológica para captar de la mejor forma posible la totalidad de aspectos que se manifiestan en lo real. Reflexionar es un acto de intencionalidad de la conciencia que quiere conocer el mundo, haciendo del mundo su objeto cognoscible.
Definido el objeto o tema para ser reflexionado, es imperativo que eso no se haga solo; sino sea un acto colectivo, intersubjetivo, dialógico. La reflexión no es un acto introspectivo sino un diálogo conectivo entre ideas y personas, como siempre prefirió Paulo Freire (MAFRA, 2016).
Es parte del diálogo como exigencia existencial de los seres humanos, «[…] encuentro en que se solidarizan el reflejo y el actuar de sus sujetos dirigidos al mundo a ser transformado y humanizado […]”. (FREIRE, 2003, 79). La reflexión es la anticipación de la acción transformadora, acto colectivo y emancipador, que proyecta la posibilidad de la concreción del cambio de las personas y del mundo.
El pensar sobre la realidad como acto de la pedagogía de la reflexión es la actitud de acercamiento de lo real, en vista de la concientización de los involucrados en el proceso para convertirse en protagonistas del cambio que es proyectada por la reflexión crítica, construyendo alternativas viables para la humanización de los seres humanos y del mundo.
Pedagogía de la investigación temática
Después de detenernos a pensar sobre el tema-lo que va a llevar a la acción transformadora sobre la realidad reflexionada – es el momento de investigar otra vez la temática, abordar el contexto teórico-concreto en vistas a la construcción de alternativas viables de su superación la crítica.
La profundización de la lectura del mundo es la pedagogía de la investigación temática, que permite comprender mejor el mundo para actuar y cambiar. «La naturaleza de la acción corresponde a la naturaleza de la comprensión.» (FREIRE, 1986: 106).
La investigación de los temas -o, en este caso, la reinserción- califica el enfoque temático, permitiendo a los educadores y educandos comprender lo que están leyendo (palabra y mundo: palabramundo) para escribir lo que entienden sobre ello. Se convierten en protagonistas la propia historia, aprenden a decir su palabra, se vuelven sujetos de praxis, dominan la palabra y proyectan la acción (palabra).
Desde el punto de vista político-pedagógico, es el momento en que identifican el contenido del aprendizaje con el contenido y la acción resultante de este proceso. Es esa tríada que anima ese momento de la didáctica freiriana: contenido (mundo concreto), método (dialéctico) y el cambio (praxis).
Pedagogía de la dialéctica
La pedagogía de la dialéctica exige que el proceso sea permanentemente sistematizado, que el diálogo en torno al objeto del conocimiento pueda ser accedido por todos; necesita ser publicitado, publicado, escrito. Necesita retomar el pretexto de origen de la discusión en proximidad con el debate del contexto concreto que se hace texto a través del diálogo intersubjetivo. La sistematización es el proceso de reflexión-y-escritura sobre las vivencias significativas, de la riqueza de elementos, de lo irrepetible, de las sensaciones, percepciones y representaciones, en una «reconstrucción ordenada de la experiencia.» (JARA, 2006: 22). El registro de las actividades necesita convertirse en un hábito entre nosotros y nosotras, educadores y educadoras.
Una de las formas más prácticas que estamos utilizando para este proceso de síntesis dialéctica es una dinámica que va de la palabra, a la frase y al párrafo (DICKMANN, DICKMANN, 2016).
Esto requiere solicitar en un primer momento que, al finalizar el diálogo en torno al objeto o temática, los participantes resumen su aprendizaje con una palabra-fuerza que simbolice lo que fue trabajado por el grupo; para que luego amplíen con una idea-fuerza -a partir de una frase que contenga la palabra inicial- y, finalmente, construyan un párrafo en que esté contenida la tríada de la investigación temática como síntesis dialéctica del proceso dialógico de enseñanza-aprendizaje (mundo, método, cambio).
Este procedimiento didáctico-metodológico, además de resultar en un instrumento de evaluación del proceso, también es un momento en que «[…] ejercitaremos tanto más y mejor nuestra capacidad de aprender y de enseñar, cuanto más sujetos y no puros objetos del proceso […]” (FREIRE, 2004: 63). Es el tiempo de profundizar la teoría y la práctica, evolucionar en la teorización, mejorar la práctica en vista de los inéditos viables.
Pedagogía de la praxis
El proceso de enseñar-y-aprender es permanente, por eso necesitamos avanzar después del diálogo y de la construcción del conocimiento – como acto pedagógico liberador – para la organización de la praxis colectiva. Dominar o apropiarse de la palabra es parte de un proceso mayor que culmina en la acción transformadora, en la praxis que reconstruye el mundo. «De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo.» (FREIRE, 2003: 77).
Pensar la acción concreta es establecer el acto límite, que enfrenta y supera las situaciones-límites. Es pronunciar el mundo, que equivale a transformarlo. Al cambiar el mundo, él se vuelve sobre nosotros, exigiendo de nosotros un nuevo pronunciamiento. Es la superación de la cultura del silencio, como Freire (2003: 78) nos alerta: «No es en el silencio que los hombres se hacen, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción-reflexión”.
La pedagogía de la praxis incide en la acción-reflexión-acción como proceso de descubrimiento colectivo del mundo, del pronunciamiento del mundo que queremos, de la concreción de los actos-límites transformadores, de la superación de las situaciones-límites y de la proyección de los inéditos viables.
En la práctica pedagógica la acción concreta se busca con las preguntas: ¿Qué vamos a hacer? ¿Dónde podemos actuar para cambiar? ¿Con quién podemos hacer juntos? ¿Cuál es el mundo-inédito-viable que buscamos?
La lectura del mundo nos permite proyectar la acción sobre él, es el camino dialéctico de la palabramundo para la palabra.
Pedagogía del diálogo
La pedagogía del diálogo problematizador es el momento en que todo lo que fue construido anteriormente en la relación educador-educando gana nuevos sujetos y otros lugares. Es cuando tomamos el resultado del proceso de descubrimiento del mundo y de la proyección de las acciones como elemento de nuestro diálogo con las personas que conviven con nosotros. Es el tiempo de la expansión de la lectura del mundo, es cuando legitimamos el saber construido.
Como sabemos el mundo y el conocimiento se dialectizan. El conocimiento ocurre en la interacción comunicativa entre los sujetos, mediatizados en el mundo y con el mundo, y posee una condición doble para efectivizarse: «[…] una, cognoscitiva, aprehensión de la realidad; otra, comunicativa, el diálogo en torno al significado y sentido de la realidad aprehendida y resignificada […] «(BRUTSCHER, 2005: 88).
Por lo tanto, necesitamos dialogar con los demás sobre nuestros saberes para legitimar y profundizar nuestra comprensión de la realidad. En el caso de que se produzca un cambio en la calidad de vida de la población, al mismo tiempo que usted comenzará a ser reconocido como alguien que reflexiona, que se piensa como educador y que lo hace a partir de Freire, en otras palabras, será reconocido como un freiriano.
Pedagogía del agradecimiento
En el último tópico de este proceso didáctico-metodológico hay que recordar que no producimos nada solos, que somos seres de relación, intersubjetivos, interdependientes, vivimos con los demás y con el mundo.
En ese sentido, necesitamos ser agradecidas y agradecidos, decir gracias a quien camina junto, lado a lado, de la mano con nosotros y nosotras. Esto atrae a más gente, es parte de la pedagogía del encantamiento y de la alteridad, se convierte en pedagogía de la gratitud.
En el caso de que se produzca un cambio en la calidad de vida de la población, se debe tener en cuenta que pensar y actuar es humildad y amorosidad dialécticamente articuladas, que renuevan en nosotros la búsqueda y el deseo de ser más.
Por eso, ¡sean agradecido! ¡sean agradecidas! ¡Sea movido por «gracias»!
Agradezca por la atención de los educandos y educandas, por la asociación de los colegas, por el diálogo con los gestores / directores, por las diversas personas que están en la relación ustedes en los lugares pedagógicos – formales o no formales – en que actúan. Dediquen algunos momentos también para agradecer a Paulo Freire por todo lo que él nos enseñó y enseña a través de su vida, su obra y su legado (DICKMANN, 2017).
Pausa pedagógica
Sugerimos que, al utilizar la didáctica freiriana, se haga siempre una pausa en momentos estratégicos del proceso pedagógico, en vista de fijar y densificar el conocimiento producido, las reflexiones y las vivencias. Cabe al educador o la educadora – que tiene la función de conducir la acción educativa – elegir el mejor momento para la pausa pedagógica. Este momento debe estar previsto en la planificación de la acción, para contribuir a la conducción cada vez más efectiva en la construcción del conocimiento y las acciones transformadoras que emergen del develamiento de la realidad.
Es el momento de pensar la práctica, de ligar la teoría con la vida cotidiana, de la proyección de la praxis. Tiempo de escribir lo que pensamos, de materializar las ideas, de poner en el papel – literalmente – nuestras reflexiones en torno al objeto del conocimiento.
En el caso de Freire: de no quedarse solo en la reflexión sin acción. De lo contrario todo se transforma en palabrería, verbalismo, blábláblá. Por otro lado, sacrificando la reflexión la praxis se convierte en activismo (FREIRE) (2003), p. 78).
En este sentido, el educador y la educadora deben motivar a sus educandos y educandas a anotar los aprendizajes del debate, las ideas nuevas producidas en el diálogo, las dudas que surgieron en la reflexión, las alternativas de acción que el texto proporcionó.
Universidad Nacional Arturo Jauretche
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