—Publicado el 14 de abril de 2016—
La nueva derecha argentina en el marco de las últimas elecciones fue la temática sobre la que se centró el sociólogo, quien planteó la idea de que “el PRO es un caso de excepcional” y que fue pensado como “un partido para ganar elecciones”.
Este tercer encuentro del ciclo se centró en el trabajo de investigación “La felicidad del hacer. Algunas tesis para entender la nueva derecha argentina”, en el cual Vommaro intenta acercarse a una comprensión más acabada del PRO, núcleo de la alianza Cambiemos, para lo cual expuso una serie de características de su composición, su génesis, su historia, sus ideas políticas.
“El PRO es un caso excepcional en cierto sentido por diferentes razones. Primero porque es la primera fuerza de centro derecha que se presenta como una fuerza competitiva y no como una usina propagadora de ideas. No es un partido de formación de cuadros, no es de difusión de ideas, sino es un partido quiere ganar elecciones. En esto se diferencia de todas las formaciones políticas de centro derecha anteriores en el país, de este último ciclo democrático. Y al mismo tiempo es heredero de la tradición de centro derecha que comenzó con la UCeDe, que revisó en cierta medida su apego al actor militar del que se fue cada vez más distanciando, cada vez más en la creencia de que la democracia era lo menos malo que nos podía pasar” señaló el sociólogo.
Coautor, junto a Sergio Morresi y Alejandro Belloti de “Mundo PRO. Anatomía de un partido fabricado para ganar”, Vommaro puntualizó que también se lo considera “anómalo” porque logró cristalizarse como tercera fuerza y ganar en distritos importantes y en el país y porque surgió de la unión de fundaciones y sectores del empresariado que le otorgaron una identidad y una épica particular.
En el contexto de la crisis de 2001 “el núcleo de identidad del PRO plantea la idea de que era necesaria una renovación política que venía de dos lugares nodales en el PRO: el mundo de la empresa que tenían que ingresar al gobierno y al Estado. La idea era que los políticos solos no podían o lo hacían mal. Y el mundo de las ONGs y la sociedad civil. Estos dos mundos traían virtudes que la política no tenía y era necesario que las tuviese. El éxito de cuadros de la sociedad civil tenía que poder volcarse en el mundo público y en el mundo del Estado y a eso venía PRO. De hecho, es la socieodicea de Bourdieu de ´nosotros venimos a meternos en política, abandonamos los privilegios de nuestra vida en el mundo empresario, de las ongs, nos arriesgamos, perdemos cosas en pos de destinar tiempo y esfuerzo a la polis´. Es una recurrente representación de sí que tienen los cuadros políticos del PRO. Inclusive la militancia y que va a formar el corazón del grupo identitario y de la épica del partido, que es lo que le permitió mantener la cohesión”.
Gabriel Vommaro investiga desde hace años las temáticas de cultura y prácticas políticas en la Argentina de la post-transición democrática, medios de comunicación y política, configuraciones, redes y espacios de sociabilidad política, Ciencias Sociales y expertise.
Entrevista a Gabriel Vommaro en programa «Política Pensada» >>
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