Fue algo pendiente en mi vida. Entonces consideré que era hora de ponerle un poquito de tiempo para mí, mi profesión y a lo que siempre me gustó que hacer. Siempre fui deportista y me gustó lo relacionado con la salud. Creo que hice al revés las cosas. Primero formé una familia, fui mamá y después me dediqué a mí. Y cuando tuve un poco de tiempo volví a los estudios. Y las temáticas de la salud y en especial de la rehabilitación, me llevaron a pensar en poder modificar o dar una mejor calidad de vida a las personas que lo necesitan.
A través de una amiga que me dijo que la carrera se dictaba en esta universidad, al ser pública decidí hacerla. Por momentos fue bastante duro porque tengo una familia pero tuve el apoyo de ellos, que fue lo más importante que tuve a lo largo de mi carrera, para realizarla en los cinco años que está planteada.
Después de 18 años de haber terminado el secundario por supuesto que es algo duro y que impacta. Hay muy buenos contenidos, muy buenos docentes, así que, si bien fue bastante difícil, fue ameno. Porque hubo mucho acompañamiento. Los docentes estaban muy predispuestos a ayudarte en lo que necesitaras.
Un momento que para mí fue muy importante fue cuando el Jurado abrió el libro de actas (donde se registran los dictámenes emitidos por el Jurado Evaluador de cada tesina) y estaba vacío. Y que en la primera página estaba yo. Mi familia y mi mamá estaban muy emocionadas. Nadie se imaginó que iba a ser la primera en graduarme. Yo tampoco.
Hay mucha oferta laboral, me han llamado de varios lugares, he ido a varias entrevistas y si bien llama la atención la universidad, por ser nueva, depende de mí y de mi calidad de trabajo para que se vea que los que vienen detrás de mí también son buenos, e incluso, mejores.