— Nota publicada el 4 de diciembre de 2018 —
Como parte del ciclo “Experiencias críticas y/o alternativas en educación” se realizó el primer encuentro Escuelas, movimientos y organizaciones sociales. Repensando los sentidos y las formas de la de la experiencia escolar, en el marco del derecho a la educación, organizado por la materia Educación e inclusión de la carrera Licenciatura en Trabajo Social.
Durante el encuentro se dio inicio a un proyecto de vinculación que se propuso “comenzar a pensar algunas cuestiones relacionadas con la educación popular dentro y fuera de la escuela pública, pensarla también en las organizaciones y movimientos sociales que desde hace tiempo vienen dando respuestas a la necesidad de pensar el derecho a la educación de niñas, niños y jóvenes”, explicó la docente Julia Lucas, una de las promotoras del proyecto.
“Nos interesa poder pensar con estas experiencias, dentro y fuera de la escuela, aquellas posturas políticas y éticas que pudieron habilitar ciertas formas de promover los vínculos educativos en un contexto en donde desde hace varias décadas se viene pensando más en la lógica de renuncia que de hospitalidad”, añadió.
Como invitadas/os estuvieron la Directora de la Escuela Isauro Arancibia, Susana Reyes, y miembros del bachillerato popular Miguelito Pepe. También estuvo presente el coordinador de la Licenciatura en Trabajo Social, Astor Massetti.
“Estamos en un momento difícil, la educación se está desfinanciando, está costando mucho sostener desde la escuela pública derechos adquiridos”, planteó Susana Reyes, directora de la escuela Isauro Arancibia, de la ciudad de Buenos Aires, a la que asisten trescientos jóvenes, la mayoría en situación de calle, a cursar primaria, jardín maternal, secundaria.
“El sostenimiento de estos niveles educativo nos está costando muchísimo en este tiempo donde el presupuesto ha bajado muchísimo. Cada año hay menos presupuesto para educación y los maestros y profesores estamos en una situación de precarización laboral”, explicó Reyes.
“Lo que sí vemos es que cada vez a nuestra escuela se acercan más chicos y chicas a querer estudiar. Es una población que vive en situación de calle pero para nosotros son ellos los que encarnan la transformación porque a pesar de esa situación, de la estigmatización de la sociedad y del estado del sistema, ellos eligen estudiar y cambiar así el ciclo que se les tiene asignado: la calle, la cárcel, la muerte”, dijo.
Nahue Luna habló desde la perspectiva de los bachilleratos populares, organizaciones que trabajan desde los movimientos sociales en fábricas u organizaciones sociales con una población de jóvenes y adultos que en general ha interrumpido su escolaridad.
“Los bachilleratos populares proponen una educación alternativa, la disputa es por la inclusión, por el derecho a la educación, y pensando en los sujetos que históricamente quedaron relegados de la educación pública, llamada bancaria. Está pensando en esos sujetos que no tienen cabida en las experiencias formales”, explicó.