La investigadora argentina radicada en Francia, Myrna Insúa, visitó la UNAJ donde brindó una conferencia titulada “La fábrica de élites. Una mirada crítica sobre las últimas reformas del sistema educativo francés”, organizada por la Dirección de Relaciones Internacionales.
Licenciada en Ciencias Políticas por la UBA, con títulos en Sociología, Ciencias Sociales, Educación, criminología, Letras e Historia, vive desde el año 2000 en Francia adonde fue con una beca. En la actualidad se desempeña como profesora titular de la Educación Media y Terciaria y Profesora Contractual de la Universidad de París-Est Créteil (UPEC).
Entrevistada en Radio Universidad Insúa analizó la actualidad y características centrales del sistema educativo francés, al que caracterizó como una “fábrica de élites” debido a su carácter exclusivo de los estudiantes que provienen de los sectores sociales menos favorecidos.
“Uno de los problemas que tiene el sistema educativo francés es que no hay una segunda oportunidad”, señala la investigadora. “Si el sistema considera que el alumno no es capaz de realizar estudios superiores, cuando tiene 10 u 11 años se lo va a decir, es decir va a estar elegido o no para poder continuar sus estudios en la universidad”, explica.
A través de distintos mecanismos de exclusión el sistema francés “pone en juego una visión del sistema educativo, de la excelencia, de construcción de las élites y de la reproducción de ellas mismas”, consideró la docente.
Si bien el sistema ha tenido reformas en los últimos años que intentan mejorar esta situación “no está preparado todavía para acompañar a los alumnos que no se sienten bien dentro del sistema escolar tal como es actualmente, ya sea porque tienen problemas cognitivos, ya sea porque tienen diferencias sociales y económicas que hacen que no alcance el sistema de exigencias que pide la educación francesa”, señaló.
Ese sistema de exigencias, explicó, no solicita del alumno que sea el mejor alumno posible, sino que adquiera “un marco cultural que no todos están en la posibilidad de adquirir, tomando en cuenta que muchos de los alumnos, sobre todo en estos momentos, pertenecen a familias inmigrantes que tienen otras culturas”.
La UPEC
Acerca de la Universidad de Créteil, donde trabaja actualmente, destacó que como otras casas de estudios más chicas, ofrece “la posibilidad de recuperar gente que ha sido más o menos excluida del sistema en algún momento” y junto a la incorporación de estudiantes de 30 a 40 años a quienes se ofrece la una segunda oportunidad o una opción de reconversión laboral, hacen de la institución “una universidad más que interesante”.
“Por otro lado, es una universidad, en la que muchos profesores dan sus horas fuera de los tiempos del curso para acompañar a los alumnos, esto no es común en el sistema francés, es más bien raro”, ejemplifica.
Si bien no es una universidad nueva, la Universidad de París-Est Créteil “cambió muchísimo a partir de las reformas de 2007 CUANDO salió la ley de autonomía universitaria y se acomodaron las universidades francesas al sistema europeo”, explicó Insúa.
Según contó antes el sistema francés tenía la posibilidad de, con dos años de estudio, dar un diploma intermedio que permitía ingresar al mercado de trabajo más rápidamente; “a medida que la desocupación avanzó, se retiene a los alumnos la mayor cantidad de tiempo posible dentro de la universidad, entonces los diplomas intermedios se eliminan y se va a un diploma de más tiempo”, comentó.
A partir de ese momento la universidad de Creteil comenzó a incorporar nuevas carreras con destino a insertar a los alumnos al mercado de trabajo. “Carreras extremadamente atractivas que vinculan las necesidades a un nivel de excelencia ligado a lo cultural, al conocimiento; no es una universidad que piensa solamente en la competencia, en el sentido de saber hacer algo sino también en saber pensar”, concluyó.