— Nota publicada el 9 de febrero de 2016 —
A fines del año pasado, la comisión de Educación de la Cámara de Diputados de la Nación solicitó a los rectores de las universidades públicas información sobre los extranjeros que cursan en cada casa de altos estudios.
El pedido fue una iniciativa de los legisladores Eduardo Amadeo y Gisela Scaglia (Unión Pro), quienes requerían el detalle de la cantidad de alumnos de otras nacionalidades, qué carreras cursan y de qué países provienen.
Ante esta exigencia, Ernesto Villanueva, rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, planteó el valor para nuestro país de tener estudiantes de otras nacionalidades, habla de un prestigio e influencia en el resto de los países.
A continuación, la carta del rector Villanueva y la respuesta del diputado Amadeo:
Carta del rector Ernesto Villanueva (26-12-16)
Estimado Eduardo:
A través de la Secretaria de Políticas Universitarias me ha llegado una solicitud para completar un pedido de informes dirigido a los rectores de las universidades nacionales sobre la cantidad de estudiantes extranjeros que se encuentran en cada institución universitaria. Ante dicha iniciativa, surgida de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, y que te tuvo como uno de sus impulsores, pero, en particular, a partir de unas declaraciones tuyas que he leído, quiero transmitirte que, tanto dicha decisión, así como tus posteriores declaraciones públicas me parecen, al menos, erróneas.
En primer lugar, me parece que apuntar contra los estudiantes extranjeros que asisten a nuestras universidades nacionales como si fueran un gasto (según tus palabras “queremos saber a quién le ponemos la plata”) implica una banalización acerca de los verdaderos desafíos que enfrentamos en términos presupuestarios. Máxime si pensáramos en que la solución de esos problemas sería limitar o dejar afuera a estudiantes de otros países que se forman en nuestras instituciones.
Sabrás que la cantidad de estudiantes extranjeros que asisten a nuestras universidades, que, en general, provienen de nacionalidades hermanas, no es el problema, ni por lejos, que incide en la discusión presupuestaria. Por el contrario, tanto el planteo de la Comisión, como a través de tus propias declaraciones, sólo logran distraernos del foco de la verdadera discusión que debemos darnos respecto a cómo debemos mejorar y avanzar la universidades nacionales.
Pero si reflexionamos sobre el papel de los estudiantes extranjeros en nuestro país, entiendo que son muy convenientes por dos grandes razones. Por un lado, el enriquecimiento de perspectivas a las que se abren nuestros propios alumnos. Sabrás que una de las orientaciones principales del mundo universitario actual es su internacionalización mediante el intercambio de docentes, estudiantes e investigaciones compartidas. Desde nuestra universidad, se hace lo que se puede en relación a investigadores y docentes, por cierto, mucho menos que el esfuerzo que se logra en otros países de desarrollo análogo. Al respecto, podes tener como ejemplo el programa de Ciencias sin fronteras que encara el gobierno brasileño. Pues bien, imagina en relación a nuestros estudiantes de Varela y de Berazategui, con escasísimas oportunidades de conocer otras realidades, lo que significa codearse diariamente con congéneres de otras latitudes. Obviamente, el costo de esta inversión es ínfimo en relación a los logros que obtenemos.
Por otro lado, la Argentina como país logra algo más difícilmente mensurable pero de indudable importancia: la extensión de nuestra influencia cultural en otras naciones. Es sabido que los egresados forman parte de los niveles superiores de la sociedad, que, en general, sus opiniones cuentan y que los recuerdos y los amigos de juventud son, quizás, cuestiones importantes a la hora de las selecciones de personas -un ejemplo palpable es el actual Presidente de nuestra Patria- y de decisiones de vida. En este punto, es bueno recordar a países como Australia, Alemania o Francia con políticas verdaderamente agresivas de captación de estudiantes extranjeros. Más aún, el segundo de estos países está ampliando la gratuidad de los postgrados a extranjeros y el tercero tiene un sistema de becas amplísimo. Por lo demás hay que recordar el programa Erasmus que, con el objetivo de crear un ciudadano europeo prácticamente ha hecho obligatorio un cuatrimestre en otro país para cada estudiante de la comunidad. En pequeñísima escala, podemos imitarlos.
Prejuzgo que en esta discusión hay implícito un debate sobre la Argentina que queremos. Y también prejuzgo que en este punto Antonio Cafiero me daría la razón.
Aprovecho estas líneas, también, para contarte acerca de nuestra universidad, desde su reciente creación hasta nuestros días, y todo lo realizado en estos pocos años. Arrancamos a fines del año 2010 abriendo la inscripción a nuestro primer ciclo lectivo en 2011. Nuestras expectativas iniciales fueron superadas con creces, teniendo en ese primer año 3000 estudiantes inscriptos. De allí en más, en los pocos años transcurridos, hoy se encuentran estudiando, de manera regular, más de veinte mil estudiantes, a lo que hay que sumar los recientes 9400 estudiantes ya inscriptos para el ciclo lectivo 2017. En el año 2012, recuperamos el emblemático edificio donde funcionaran hasta su privatización, los laboratorios de investigación de YPF, hoy convertido en nuestra sede principal. La obra de recuperación del edificio, significó un enorme esfuerzo, y en el que seguimos trabajando día a día.
Todo lo que sucintamente te describo, es un claro reflejo de la demanda y necesidad existente en la región de contar con una institución universitaria, incluyendo a miles de estudiantes que, de lo contrario, pocos hubieran sido los que lograran acceder a universidades, siempre distantes de su lugar de pertenencia. Se trata de miles y miles de estudiantes que, aún en la dificilísima situación económica que vive el país, se esfuerzan día a día en continuar con sus estudios.
Eduardo, una de las mejores tradiciones de nuestro país has sido la de dar abrigo a las corrientes inmigratorias que fueron fundamentales en forjar los destinos de nuestra Patria. Nuestros bisabuelos, o abuelos, en su gran mayoría fueron extranjeros, y no todos tuvieron la oportunidad de poder estudiar en la universidad. Si en cambio sus hijos, y sus nietos. No podemos, por aparentes razones que surjan de una planilla de cálculo, nombrar a los estudiantes de nuestros países hermanos como un gasto para saber cuanta plata ponemos en cada uno de ellos. Si extendiéramos este criterio al resto de los hombres y mujeres que vinieron a trabajar a la Argentina, nuestro futuro se hubiera extraviado. En los tiempos que corren, se ha hecho habitual escuchar declaraciones respecto a los extranjeros que se encuentran en nuestro país, arguyendo razones económicas miopes y, en el peor de los casos, estigmatizante.
Eduardo, te conozco y sé que no está en vos esa visión. Por lo tanto, creo que debemos pensar el futuro de nuestra Patria de una manera menos áspera, más humana, y superadora de ciertas miserias que en diferentes momentos históricos arrecian, aunque creamos haberlas dejado en el pasado. Reitero, para nosotros, en su enorme mayoría descendientes de aquéllos hombres y mujeres que bajaron de los barcos, implica, al momento de hablar de extranjeros, y en cuanto les cuestan al país, una enorme contradicción. No nos permitamos abrir una puerta hacia un camino que, no solo conocemos en sus ingratas consecuencias, sino que representan volver a un pasado que ninguno de nosotros quiere.
Te mando un afectuoso abrazo, y aprovecho la oportunidad para invitarte a que conozcas la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Allí podremos conversar y discutir variadas problemáticas y desafíos que tenemos que enfrentar, día a día, para seguir construyendo nuestra universidad.
Respuesta del diputado Eduardo Amadeo (28-12-2016)
Querido amigo:
Te agradezco muy sinceramente que te hayas tomado el tiempo de mandarme una carta tan interesante y profunda.
Este no ha sido el tono de la larga mayoría de quienes han criticado mi pedido de informes; en una muy preocupante expresión de negación a la discusión abierta que es una de las esencias de la buena democracia. Un colega tuyo, me escribió que no iba a contestar nada porque «yo no le doy de comer a los xenófobos»; prejuzgando que el solo hecho de preguntar implica la conclusión del debate.
Yo en este sentido apoyo- y actúo en consecuencia- la más amplia apertura a todas las discusiones, cualesquiera sea la pregunta.
Por eso, para empezar, valoro tu extensa respuesta. Porque abre la conversación.
Irónicamente, yo podría haber preguntado lo que pregunté para demostrar a la derecha xenófoba que no hay tantos extranjeros como dicen, en el mismo sentido de lo que digo cada vez que alguien habla del «exceso de extranjeros que vienen a sacarnos el trabajo», una tremenda estupidez por donde se lo mire.
Nosotros hemos formulado todo el tiempo preguntas a los funcionarios (este año vinieron 500 al Congreso) sobre todos los aspectos imaginables de las políticas sociales. A Bullrich le hemos preguntado con insistencia sobre los niveles de graduación en las Universidades; las carreras que se cursan y sobre todo el perfil social de estudiantes y graduados. Estoy convencido que una Universidad pública en la que menos del 10% son pobres es un tema esencial en términos de equidad y al que hay que prestarle especial atención. Hasta donde sabemos, ninguna Universidad tiene becas completas para los jóvenes pobres; lo que es grave pues la gratuidad es solo un tema menor en la decisión de estudiar o no en una universidad. Hay que darle dinero para que viva dignamente.
«Saber en que ponemos el dinero» es una obligación nuestra, ya que todos los años decidimos el Presupuesto. No implica ningún preconcepto. Solo un derecho y una obligación. Debemos saber y evaluar a los funcionarios para proteger a los pobres. Si nadie evalúa lo que pasa, las víctimas son los más débiles!!!.
Entiendo tus argumentos sobre el valor de los intercambios y me parecen valiosos. Sin embargo, siempre he sostenido que me parece terriblemente injusto que con tanta exclusión, la universidad pública sea gratuita para los ricos. Me parece una defensa de clase la que se hace, más que un argumento progresista. Veamos sino lo que sucede en el Uruguay frenteamplista!!!
Porqué el Estado debe subsidiarme a mí, (mis hijos han ido a colegios privados caros), y no usar ese dinero para ayudar a los pobres?? Porqué no me obligan a presentar mi declaración de AFIP y me exigen pagar? Es eso equitativo?? O es una discusión ideológica?
En fin, que otra vez te agradezco el tono y profundidad de tu carta; y espero que luego de las vacaciones nos podamos tomar un café para seguirlo.
Abrazo y buen año!!!!
Eduardo