— Nota publicada el 30 de junio de 2017 —
Natalia Aruguete, docente investigadora y autora del libro “El poder de la agenda”, participó de una nueva edición del Ciclo de debate político Repensar la política en un año electoral. Allí propuso analizar el poder de la agenda mediática en relación al ámbito político y al ámbito público, y aseguró que los titulares de los medios dan lugar a “la narración del espectáculo político”.
La docente invitó, en principio, a pensar los medios de comunicación “no como instaladores unilaterales” de la agenda mediática sino como “actores que deben dialogar en el espacio de la política”. Para pensar este tema propuso una serie de categorías analíticas en tres ámbitos: una agenda mediática -que se puede conformar por múltiples tipos de medios-, un ámbito político -que dialoga fuertemente y con mucha tensión con esa agenda mediática – y un ámbito público, donde los públicos son pensados de una manera heterogénea.
Al reflexionar sobre la relación entre estas tres dimensiones, la investigadora señaló que la agenda mediática “no se compone solamente de las buenas intenciones de los comunicadores, sino de condicionantes institucionales, de una determinada relación que esa agenda mediática tiene con el ámbito público y político. Y también de que todos tenemos un distinto encuadre desde el cual nos acercamos a nuestro entorno”.
En esa relación de los medios con los públicos y el rol de los medios en la política, Aruguete sostuvo que “en el proceso de instalar aquellos temas en los cuáles pensamos, los medios participan del proceso de toma de decisiones políticas”. Sobre este punto planteó que los medios pueden tener tres roles: observadores, catalizadores y participantes. “Los medios son inicialmente observadores; no llegan a los hechos y simplemente los relatan. En realidad, son observadores en la medida en que tienen determinada capacidad de observar una parte y a partir de esto definir una situación y cuando se define se intenta dar una explicación causal a aquel comportamiento”.
Como catalizadores “rastrean un escenario en el cual se instalan y es allí donde forjan por instalar determinados temas que luego pretenden capturar la tensión pública. Y en esa tensión tienen determinadas riñas con otros actores. Esta instalación no es sobre un escenario vacío, es por eso que en ese punto los medios deben dialogar con sus públicos, con el ámbito político y además participan de una determinada comunidad de valores que es con la cual también dialoga y los atraviesa”.
Por último, explicó que al instalar un tema “los medios, en realidad, tienen un rol de participantes del proceso de toma de decisiones políticas, porque lo que hacen los medios a diferencia de los cartógrafos, es crear mapas políticos”. “En esta concatenación, tematización de los hechos se crean mapas políticos que tienen otros tamaños y otras jerarquías territoriales, geopolíticas, temáticas, de definición de la realidad, distintas a las de un cartógrafo. Por ejemplo, para el New York Times, América Latina es seguramente mucho más chica que lo que es para un cartógrafo. Esa creación de atlas políticos es lo que los vuelve fuertes participantes y actores políticos en disputa con el poder político por capturar la tensión del público”, remarcó.
Por otra parte, señaló que en los titulares de medios se encuentra lo que se llama “la narración del espectáculo político”. El espectáculo político “se compone de una fuerte personalización que requiere de una potente dramatización, en el sentido de presentar la noticia en términos de controversia, de conflicto entre las partes y para que eso se consolide, necesita que esa noticia sea contextualizada. La simplificación del juego político se consolida más cuando las tapas parecen positivas”.
Este ciclo que promueve también el debate, el análisis crítico y el interés por la política como manera de fortalecer la democracia, es organizado por el Centro de Estudios Políticos Arturo Jauretche del Centro de Política y Territorio de la universidad.