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Por Lic. Luis Ostrej

El coronavirus y la política

Desde que se oficializó en nuestro país la presencia del coronavirus y la evolución tanto de las decisiones del gobierno como la de la epidemia, se han vertido desde diferente ámbitos sociales opiniones, percepciones y sensaciones sobre un futuro post pandemia tanto para nuestro país como para el resto del mundo.

Legitimidad y legalidad

Entre las opiniones que circulan se comparte mayoritariamente (si no unánimemente) que junto con la aparición del coronavirus se produce una situación de carácter excepcional que llevó al establecimiento del AISLAMIENTO SOCIAL PREVENTIVO Y OBLIGATORIO (a través del decreto 297/2020 (DECNU-2020-297-APN-PTE). Nadie puso en duda la legalidad del acto y será tarea del gobierno construir la legitimidad del mismo en la población. Coincidiendo con la legalidad de la decisión pasamos al tema de su legitimidad; aspecto que se está tratando desde el mismo gobierno, los medios de comunicación, las redes sociales, etc….. y la puesta en marcha (de forma cada vez más potente) del garante para el cumplimiento de la decisión del gobierno que está conformado por el conjunto del aparato represivo del Estado. En su origen semejante decisión (muy cercana al estado de sitio) requiere de un ordenamiento compulsivo y disciplinador (no contamos con toda la información pero con la que está disponible era la medida más rápida y factible); de aquí algunas preguntas:

1- ¿La decisión incorpora (conscientemente) la intención de (o contribuir a) modificar las relaciones de poder vigentes?

2- ¿Puede una pandemia por si sola modificar el estado de conciencia y el accionar de la sociedad?

Acerca de las relaciones de poder

Respecto de la primera pregunta entiendo que (tomando como punto de partida el día de la publicación del decreto) se ha generado una corriente de opinión tendiente a interpretar que tanto los contenidos del texto como de las acciones posteriores del gobierno apuntan a mostrar la posibilidad de un capitalismo más benévolo y con “sensibilidad social” que la vivida en etapa neoliberal. En mi opinión se debería haber ido más a fondo implementando medidas tendientes a generar una organización y movilización diferente de la sociedad que sea capaz de poner en debate a futuro la actual forma democrática. A modo de ejemplo: reforzar con organización popular/barrial los criterios de la APS (atención primaria de la salud) promoviendo la figura de los Promotores Barriales que tendrían a su cargo el control y recomendaciones sobre el estado de salud de los vecinos de su área de trabajo, las cuestiones de violencia de género y familiar; distribución de un kit para la cobertura básica de la emergencia (alcohol en gel, jabón, lavandina, etc.) que es publicitado por el gobierno, medios de comunicación y redes sociales. Incluir el dicha política a la comunidad universitaria como agentes territoriales para llevar capacitación y asistencia practica junto a los promotores, atender situaciones de stress por el aislamiento (…..y así de continuado y a discutir,) pero poniendo el centro en una forma de organización y movilización social que no atente si no que contribuya a profundizar la reivindicación social más importante y masiva del momento: superar esta pandemia para poder volver a una vida “normal” (donde hasta ahora las organizaciones sociales están jugando un papel de sujeto subordinado). Aportaríamos a aquello que se caracteriza como “normal” (la forma de la relación social de dominación preexistente a la pandemia) con alguna iniciativa disruptiva.

Cambiar el orden social con una pandemia

Y sobre el punto 2 arriba mencionado incorporo un dato/opinión originado en el proceso de conquista y dominación sobre los pueblos originarios americanos (y perdón por la extensión del texto): En mayo de 1520 De Narváez abandona Cuba rumbo a México transportando esclavos “cristianizados” embarcados hacia las Indias Occidentales respondiendo a las ordenes del rey Fernando de España. En aquel viaje uno de los tantos viajeros que se enferma, es bajado a tierra (habiendo ya contagiado a parte de la tripulación) resultando ser el inicio de una forma muy agresiva de viruela. A su llegada a la ciudad de México Cortés encontró que casi la mitad de los habitantes habían muerto. En el curso de seis meses prácticamente no quedó un solo pueblo sin ser infectado en las regiones conocidas de la Nueva España. Se ha estimado que casi la mitad de la población azteca pereció en esa primera epidemia. Una segunda epidemia, que también es importada a territorio americano con la llegada de barcos españoles, provocó devastación en 1531. Tres posteriores rebrotes, en 1545, 1564 y 1576, redujeron la población nativa de la Nueva España, de (estiman los historiadores) entre 10 y 25 millones de habitantes anteriores a la Conquista a menos de 2 millones a comienzos del siglo XVII. En la misma época, también la población inca del Perú disminuyó, de cerca de 7 millones a, aproximadamente, medio millón. Pero hubo otro efecto tan devastador como la misma pandemia: EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD. Afectó a los procesos de resistencia al avance del invasor español a partir de la construcción del siguiente imaginario social: si eran capaces de provocar la muerte a esa escala, no podían ser simples mortales sino dioses vengativos. La razón de la supuesta divinidad de los conquistadores radicaba en que ellos eran poco afectados por la pandemia mientras las naciones originarias eran diezmadas Y si no los mataba la enfermedad mucho menos lo harían flechas y lanzas (nuestros pueblos originarios no contaban con la información que explicaba que los invasores eran más resistentes por cuanto los separaba de ellos cinco mil años en su evolución inmunológica a las enfermedades originadas en el ganado euroasiático)

Finalmente

O sea: ¿estamos ante una encrucijada social? ¿Una oportunidad nueva en la historia? Es posible si y solo si (condiciones necesarias y suficientes) somos capaces de avanzar más aceleradamente en la construcción de poder popular para modificar las relaciones de poder actuales (y que el coronavirus no parece, hasta ahora, modificar por si). Afirmar lisa y llanamente que debido a la pandemia se modificaran (se humanizaran) las relaciones sociales dentro del capitalismo, que se trata del fin del neoliberalismo, nos dejara en aquel lugar que afirma que cuando la historia se repite dos veces la primera lo hace como tragedia, la segunda como farsa.

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