Por Astor Massetti y Juan Pastor González
La revista Pueblo fue creada como una voz dentro de un ambiente un poco reacio a escuchar razones y estimular debates provechosos: los celulares.
La idea era aprovechar la disponibilidad de estos aparatos para circular discusiones y contenidos que nos permiteran enriquecer nuestra formación y ampliar nuestros horizontes conceptuales e ideológicos.
Durante cuatro números hemos establecido la dinámica de rotar entre las materias de la Carrera la responsabilidad de llevar a cabo una propuesta temática. Los resultados son geniales. Una revista con dirección compartida y rotativa ha resultado ser muy estimulante y encarnar la producción colectiva del conocimiento de la manera más concreta.
Seguiremos con esa lógica a partir del próximo número.
Pero la situación actual nos ha propuesto la elaboración de un número especial. En este 5º número de la revista Pueblo vamos a tratar desde distintos enfoques las problemáticas que la pandemia le imponen a nuestro presente y nuestros posibles futuros, tratando de abarcar la más amplia variedad de enfoques que nos sirvan cómo disparadores para pensar, más que como respuestas acabadas.
En ese contexto parecería que parte de la nueva utopía tecnológica y pedagógica es la eliminación de la lecto-escritura, es decir suplantar el leer por los medios audiovisuales, cambiar el intercambio escrito por los encuentros virtuales. La revista Pueblo por el contrario se interesa por recuperar el espacio de lecto-escritura como un valor cultural, un medio esencial que la universidad tiene para forman los cuadros de más alto nivel. La universidad es esencialmente lecto-escritura.
Queremos mencionar algunos elementos que verán reflejados en las colaboraciones que integran este número, con un ojo en el pasado, en las sucesivas crisis que sacudieron completamente a la sociedad, que nos disparan estas preguntas: ¿Cuáles fueron los impactos más evidentes de aquellas crisis que amenazaron íntegramente la forma en la que acostumbramos vivir?
Una aclaración. Cuando decimos crisis nos referimos a la de 1929, a la primera post Guerra mundial, segunda post Guerra mundial, a la crisis híper inflacionaria de los ’80s, a la crisis neoliberal de desguace del estado de los 90, a la crisis por especulación monetaria de los 2000 y a las recientes crisis por prácticas financieras usurarias, de licuación del salario, destrucción de la industria y niveles indecibles de corrupción generados por el macrismo.
Primero los efectos más graves: empobrecimiento y la pérdida del sustento. El acceso a los alimentos es sin lugar a dudas lo primero que se pone en riesgo, lo más urgente y lo más crítico. Históricamente la auto organización popular o la combinación de esta con esfuerzos privados y/o estatales han intentado paliar esta problemática a través de ollas populares o servicios masivos de entrega gratuita de alimentos. Esto es hoy evidentemente una estrategia vigente, que se combina con la mucho más moderna de transferencia de ingresos a la población identificada como vulnerable.
El segundo componente urgente es la auto sustentabilidad a través del ingreso y empleo de la reproducción de la vida humana. Sin trabajo y sin retribución justa suficiente no hay crisis que puede ser superada.
Tercero, contar con servicios de salud y medicamentos gratuitos que sean suficientes y necesarios para cubrir los efectos de la pandemia. Combinados por supuesto con acciones expansivas del criterio de salud pública y que involucren cambios en los hábitos de la población.
Cuarto, garantizar un techo sobre la cabeza de las personas más vulnerables. Es más que notorio que frente a cualquier crisis de envergadura las migraciones y desplazamientos internos están motivados por la expulsión de las viviendas y territorios de parte de la población generada por condiciones legales y económicas que no tienen en cuenta la emergencia si no el lucro.
Y finalmente es imprescindible que una crisis de magnitud se resuelva potenciando las dinámicas democráticas y controlando el uso de las fuerzas represivas, frente a la tentación de otorgarles demasiada impunidad; sobre todo a aquellos redes corruptas que ya existen con anterioridad a las crisis.
En resumen, en cada una de esas crisis vemos ejemplos de estos ejes citados. Hoy se están intentando otros caminos. Esperemos que no pasen inadvertidos y que continuemos por un rumbo que ponga por delante de los intereses económicos el valor de la vida humana. La economía (nos lo han enseñado todas las crisis) se recupera. Los miles de vidas perdidas o arruinadas son irrecuperables.
En este número especial de la revista pensaremos en estas consecuencias, en sus posibles soluciones, en la puesta en marcha de aquellos cambios necesarios para no volver a caer en el recurrente pecado de la codicia.
Finalmente somos conscientes que todo pensamiento de coyuntura tiene algo de urgente. Cuando pensamos el aquí y ahora siempre nos estamos pensando también a nosotros mismos. Y nos pensamos inmersos en las sensaciones y situaciones que esa coyuntura nos impone. De allí su urgencia. De esta manera este número adquiere cierto carácter catártico. Cierto sentido de una comunidad que comparte la necesidad de salir de esta crisis de la mejor manera posible, con solidaridad y sin perder de vista el objetivo primordial que tiene que tener la transformación social: la disminución de la injusticia social, la disminución de la desigualdad y el hambre, todo en vista de la construcción de una sociedad más solidaria, donde por fin sea verdad aquello de para todes, todo.
Por último queremos agradecer de todo corazón a quienes frente a la convocatoria para este número especial de la revista rápidamente respondieron con sus colaboraciones, y hacer notar el carácter internacional de este número, ya que contamos con colaboraciones de compañeres de Brasil, Cuba, Colombia, Uruguay, Nicaragua e Italia. A la artista plástica América López Balderrama que nos cedió sus obras para las ilustraciones y también queremos abrazar muy especialmente a aquelles compañeres que por sus obligaciones no han podido colaborar pero lo hubieran hecho gustoses.
A todes muchísimas gracias!!