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Por Lic. Claudia Chaparro
Días atrás, mientras me encontraba en la entrega de los módulos alimentarios (bolsones de alimentos) en mi escuela secundaria 21 del barrio Parque de Florencio Varela, un compañero docente me pregunta si era yo la que «hablaba tanto en el grupo». Desde entonces en mi cabeza retumba esa pregunta…
Como TS considero que la herramienta por excelencia es y seguirá siendo para intervenir LA PALABRA, así con mayúscula. Antes del 20 de marzo, estaba mediatizada por los rostros, los gestos, los silencios, las emociones. Hoy, en el aquí y en el ahora del ASPO, está mediatizada por cuánto elemento tecnológico conozcamos y/o investiguemos, entiéndase, hablo de celulares, video llamadas, PC, video conferencias, redes sociales, aplicaciones gratis y no, plataformas institucionales, classroom, grupos de WhatsApp entre tantas.
Este tiempo no obliga más que nunca a informarnos y formarnos, sin perder de vista que nuestra intervención debe estar dirigida a aquellos que su palabra es silenciada. En el espacio de intervención escolar, el TS desde el EOE en la presencialidad, los hechos se presentan como dados, aparentes, pero no, debemos indagar, «sacar las cáscaras de la cebolla, armar el rompecabezas, correr velos», como les guste pensarlos, pero debemos hacerlo. Ir más Allá. Muchas veces nos encontramos con puertas cerradas institucionalmente (aunque desde lo formal hablen de apertura e inclusión) ¿y saben qué? No pidamos permiso para ejercer nuestra profesión, para pasar. Claro está, respetando los tiempos de las personas que tenemos enfrente, al lado. Pero debemos pasar.
Ahora bien, desde el ASPO, como social, me encuentro en la necesidad imperiosa de releerme más que nunca. Y ver la imagen que mis compañeros y autoridades tienen de mi rol. Parecería que sin BARRIO, el social tiene poco que hacer. Obviamente, podemos quedarnos en la queja de que no entienden nuestro posicionamiento o nuestra intervención, de que siempre nos llaman para situaciones límites, allí donde aparentemente todo se hizo y entonces el social, sacando sus textos de Carballeda todo lo podrá. ERROR: hoy nuestra territorialidad es virtual, pero las personas que la habitan siguen siendo las mismas, aquellos estudiantes que no tienen conectividad, aquellas familias que buscan el bolsón, aquellos que contestan en los grupos cuando pueden cargar unos pocos pesos para contar con datos, estudiantes que egresan y necesitan ver rostros y escuchar palabras de aliento, adolescentes que comenzaron la secundaria y no pueden ver a sus compañeros y profes. Como social, desde el ASPO fui buscando las formas de llegar a ellos, como lo hacía recorriendo los pasillos de la escuela o hablando con compañeros docentes y familias.
También en estos días, en una charla «wasapera» de la secundaria 21, mencione la necesidad de ver con otros ojos la evaluación, argumento sostenido por documentos de provincia, no por mi propio parecer, porque puede llegar a parecer poco. Leí, que «son pocos los que no tienen conectividad». ¿Pocos? y si el «poco» SOS VOS. ¿Qué es poco? El poco tiene nombre, vida, es estudiante, matrícula, necesidad de saber y ser…
Obviamente tenemos límites relacionados con el poder adquisitivo de las familias, con la intervención estatal, con las exigencias del personal jerárquico, pero debemos desandarlos para entender que el NO ya lo tenemos y ¡que tenemos que ir por el SÍ!
Y retomando la pregunta de mi compañero docente, le respondí, que sí, soy yo la que habla mucho. Pero no le aclare, que intento dotar de contenido a mis palabras.