Si sufrís violencia de género llamá al 144.
Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.
Si tenés alguna dificultad para atravesar el aislamiento contactate con nosotres: redts2020@gmail.com
Por Viviana Verón. Licenciada en trabajo social. Diplomada en Gestión en Atención Primaria de la Salud. Especialista en Abordaje de la violencia de Género. Trabajadora social y jefa del CAPS San Eduardo, Florencio Varela. Docente del taller de PRÁCTICAS 2 de la licenciatura en trabajo social de la UNAJ. Tesorera del colegio de trabajadorxs sociales de QUILMES. [1]
De repente, nuestra querida juegoteca del CAPS [2] se convirtió en sala de aislamiento. Nuestras paredes que estaban llenas de color, de fotografías, de producciones de les niñes y adolescentes de las escuelas del barrio, hoy no son más que blancas y frías paredes desinfectadas con alcohol y lavandina por la mañana y por la tarde.
La sala de espera, que solía encontrarse poblada de niñes, de mujeres, de abueles, hoy no puede albergar a casi ningune de elles. O a lo sumo, pueden entrar de a une.
Las salas de espera de los CAPS, antes de la pandemia, eran lugares de encuentro, donde les vecines del barrio charlaban sobre sus aconteceres cotidianos, sus dolencias, sus buenas noticias. Muchas veces llevaban el mate para mitigar la espera. Y en esa cotidianeidad de nuestras “salitas”, una o dos veces por semana organizábamos alguna actividad grupal: charlas, talleres, obras de títeres para hacer promoción de la salud.
Los martes y los jueves, las puertas de la juegoteca se abrían para que les niñes que se atienden con la pediatra pudieran ejercer su derecho a jugar, les leíamos un cuento, les pasábamos una peli, así la tarde era mucho más amena y sin duda mucho más alegre para nosotres.
Todos los miércoles cobraba vida el Taller de arte «Salud del Alma», dirigido a toda la comunidad pero especialmente a nuestra población que se atiende en los servicios de salud mental. Y allí, mientras se tejían y destejían atrapasueños, mientras se pintaban mándalas o se pegaban collages, esas personas, hasta entonces bastante invisibilizadas por les profesionales de la salud, podían descubrir que el remedio para sus dolencias no se encontraba única y exclusivamente en psicofármacos sino en un trato más humanizante, en una mirada más amplia, en tener la posibilidad de mostrar a otres lo que son capaces de crear con sus propias manos, en la construcción de una red de contención cuya trama pueda contenerles y sostenerles. Hoy esas personas interactúan a través de un grupo de WhatsApp. Nuestro patio, que ha sido escenario de maravillosas e inolvidables jornadas de arte y salud, de clases de Tai Chi Chuan, de talleres de mujeres, de representación de obras de títeres hoy no es más que un vacío escenario que una vez por semana utilizamos para realizar las reuniones de equipo respetando la distancia física.
No hay estudiantes de trabajo social de la UNAJ [3] revoloteando por el CAPS y por el barrio, llenando los espacios de frescura, de curiosidad, de creatividad, de juventud.
La pandemia nos dejó sin la posibilidad de salir a hacer promoción y prevención de la salud por las instituciones del barrio. Escuelas, jardines, sociedades de fomento, casa de la niñez, centros de jubilades… todo cerrado, como si un tsunami hubiera arrasado todo en el barrio.
Y frente a todo este panorama, muy desolador por cierto, me pregunto una y otra vez como reinventar nuestra práctica en APS, como barajar y dar de nuevo, como hacer para repensar nuestro quehacer profesional en medio de semejante pandemia que llegó sin dar aviso, sin darnos tiempo para poder acomodarnos a la nueva situación.
Con el equipo de salud del CAPS nos reunimos semanalmente para reflexionar sobre nuestra práctica en este contexto, Compartimos miradas, pareceres, debatimos y acordamos diferentes modos de acompañamiento a las familias, diseñamos estrategias de intervención y de comunicación con la comunidad: atención remota, orientación telefónica, comunicación virtual con las escuelas y casa de les niñes, listados de familias más vulnerables.
Sin embargo sentimos que nada es suficiente. Porque nos falta el contacto cara a cara, la posibilidad de entrar a la casa de las familias, de sentarnos en el patio de Ramona para hacer una encuesta mientras les niñes toman la leche. De charlar largo y tendido en la cocina de Elvira mientras el guiso se va cocinando despacito. De Sentarnos en la cama de Raquel para que nos cuente cómo se recupera de las sesiones de quimioterapia. O de darle un abrazo a Laura, luego de acompañarla a denunciar a su marido golpeador. Nos falta esa interacción fundamental, Vital, imprescindible con nuestra gente.
Hoy más que nunca, sentimos que es imperioso encontrar nuevas formas de interacción con la comunidad y las instituciones de la red barrial. Nos encontramos diseñando talleres y obras de títeres virtuales, en formato de videos para difundir entre les estudiantes de las escuelas por WhatsApp.
Porque no sabemos y no queremos trabajar solo con la enfermedad, porque APS es por excelencia LA PROMOCIÓN DE LA SALUD y porque no nos resignamos a quedarnos en el CAPS solo a esperar que lleguen enfermos de COVID 19.
Tendremos que desandar algunos caminos, tejer y destejer, como nuestras talleristas del TALLER de arte “salud del Alma”. Para poder entretejer nuevas tramas, que sostengan este nuevo orden social que nos atraviesa y que aún no sabemos muy bien de que se trata.
Desconozco cuál será el camino que debemos emprender para transitar esta nueva era que nos toca vivir, no tengo ninguna certeza de como comenzar a construir nueva formas de acción e interacción comunitaria en esta realidad. Ignoro de qué manera podremos Dar continuidad a nuestro trabajo de prevención y promoción de la salud una vez que el Covid 19 haya desaparecido.
Solo quiero tener la esperanza y la convicción de que el DIA DESPUÉS no nos encuentre sin energías y frustrades, sino más creatives, más empatiques, con más herramientas para enfrentar la realidad y para acompañar a nuestra comunidad. Parafraseando al gran León Gieco cuando dice «que la reseca muerte no me encuentre vacía y sola sin haber hecho lo suficiente»: QUE EL FIN DE LA PANDEMIA NO NOS ENCUENTRE VACIES Y SOLES SIN HABER HECHO LO SUFICIENTE… POR LES MAS VULNERABLES.
Notas:
[1] APS: Atención Primaria de la Salud
[2] CAPS: Centro de Atención Primaria de la Salud
[3] UNAJ: Universidad Nacional Arturo Jauretche