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Alumno/a: Marcia Muraco
Materia: Osc y movimientos sociales

El Trabajo Social en tiempos del ASPO (aislamiento social preventivo y obligatorio)

Cuando era niño, mi abuela me contó la fábula de los ciegos y el elefante.
Estaban los tres ciegos ante el elefante. Uno de ellos le palpó el rabo y dijo: es una cuerda.
Otro ciego acarició una pata del elefante y opinó: -es una columna.
Y el tercer ciego apoyó la mano en el cuerpo y dijo: -es una pared.
Así estamos: ciegos de nosotros, ciegos del mundo.
Desde que nacemos, nos entrenan para no ver más que pedacitos.
La cultura dominante, cultura del desvínculo, rompe la historia pasada como rompe la realidad presente; y prohíbe armar el rompecabezas.

(El elefante, Eduardo Galeano)

Son tiempos difíciles. Estamos viviendo un contexto de mucha incertidumbre, y no es para menos, un virus, un “enemigo invisible” (dirán desde el gobierno) está provocando miedo, angustia, y por sobre todas las cosas que tengamos que permanecer aisladxs, encerradxs y con solo pantallas virtuales como forma de comunicación con lxs demás. Es triste, pero es nuestra realidad hoy, aunque cabría preguntarse si en realidad ya no es hemos vividos momentos de aislamiento antes del aislamiento obligatorio o si en realidad ya tenemos suficientes enemigos invisibles que, a diferencia de este, no le estamos dando pelea, y que parecieran ser mucho más peligrosos y mortales que el mismo: el hambre, la explotación laboral, sexual, ambiental, capitalismo… y la lista sigue, podría extenderse en todo el ancho y largo de esta hoja.

¿Pero quién dijo que todo está perdido?, se pregunta Fito en su canción. Creemos que hay gente que sí le da pelea diariamente a estos monstruos peligrosos, que sale a las calles, que arriesga su vida, de ser posible, para luchar por los derechos suyos y los de el de al lado, no solo en las calles, también desde otros espacios de lucha como los comedores, merenderos, espacios de militancia, es decir, aquella gente que no vivía en aislamiento antes de la pandemia.Y en cada minuto, en cada segundo siempre son lxs que piensan en el otrx, lxs que sienten la empatía, a lxs que le brota la solidaridad, la sororidad, y toda palabra que encasille esa hermandad, esa sensibilidad social.

En consecuencia, retomando la reflexión del profesor Mariano Ameguino, coincido sobre la peligrosidad de naturalizar nuestra condición de aislamiento, de acostumbrarnos a no salir a las calles a luchar por lo que es nuestro y dejar que los de arriba consigan nuestra atomización e individualización. Porque naturalizar es eso justamente, tomar nuestra condición de oprimidos como una costumbre, como un deber ser que ya está dado. Y si, puede ser que esté dado, porque es lo que nos enseñan desde que nacemos: a naturalizar lo naturalizado y creer que nuestra desposesión es necesaria para que el mundo funcione… o el capitalismo nefasto funcione.

Por otra parte, tampoco debemos naturalizar los espacios virtuales como espacios de lucha, ya que más de allá de que puedan servir como medio de visibilización de los reclamos, también paradójicamente son la invisibilización de lo visible. Los medios utilizan las plataformas de redes sociales y demás para crear un sentido común compartido de indignación ante la pelea por los derechos humanos… si, ante la reivindicación de derechos que nos han sido vulnerados ¿suena increíble, no? ¿No debería ser al revés? Tal vez, pero en este mundo que está patas pa’ arriba suena lógico. Aún así, quienes seguimos en la lucha debemos tener en claro este juego perverso y tenemos que batallar contra él, y no permitir que terminemos convirtiéndonos en parte de su engranaje.

En nuestro caso, como futuros Trabajadores Sociales, el después de esta pandemia nos debe encontrar más fortalecidos en nuestro compromiso social. Pensar en nuevos escenarios posibles en donde será necesario que un proceso de recuperación no solo en la cuestión material y de derechos, sino también de los lazos colectivos. Nosotrxs somos parte de esa porción de pueblo que lucha diariamente, que tiene esa sensibilidad social que mencionaba anteriormente, por eso nuestro compromiso ahora y después debe seguir manteniéndose intacto o incluso deber estar más fortalecido que nunca. Es tarea pendiente, luego de que todo pase, recuperar los espacios de lucha y es tarea constante en este contexto que sigamos problematizando, reflexionando para no caer en la simple naturalización de que si no salimos no podemos seguir luchando o esperar a que todo termine para retomarlo.

Como dice el profe Mariano: “desnaturalizar es la tarea” y vale para movimientos, partidos, organizaciones, trabajadores sociales y para quienes están próximos a serlo. No tomemos como una costumbre compartir noticias, fotos sobre injusticias sociales si no va a ser para invitar a la reflexión, al debate crítico para que sigamos construyendo una lucha contrahegemónica.

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