Si sufrís violencia de género llamá al 144.
Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.
Si tenés alguna dificultad para atravesar el aislamiento contactate con nosotres: redts2020@gmail.com
Por Beatriz Domingorena. Secretaria de Ambiente del Municipio de Florencio Varela. Abogada especialista en Derecho Ambiental. Docente de la UNAJ. Ex Subsecretaria de Control y Fiscalización Ambiental de la Nación.
A partir del 11 de marzo de este año, cuando la Organización Mundial de la Salud declara al brote del Coronavirus como Pandemia se generó claramente la urgencia de repensar la cuestión ambiental desde una mirada mucho más integrada y trasversal.
Es necesario, entonces, construir una mirada mucho más amplia que tenga en cuenta lo social como factor fundamental en la construcción de nuevas herramientas que permitan hacer frente a los nuevos desafíos ambientales.
Hoy ya dejamos de hablar de la posibilidad de extinción del planeta, él ha demostrado su capacidad de resiliencia, miremos sino lo que ocurre donde la atmosfera se encuentra menos contaminada y los animales recorren nuestras calles.
Pero sí nos enfrentaremos ante la posibilidad de la extinción humana si no somos capaces de modificar nuestra vinculación con el ambiente, si no somos capaces de incorporar mejores hábitos, si no somos capaces de generar mejores instrumentos de gestión.
Nos encontramos ante la necesidad de llevar a cabo políticas públicas integrales que vinculen a todos los sectores en especial a nuestras universidades públicas.
Debemos ser capaces de poder tener una mirada que incorpore al Derecho Ambiental como lo que es, un verdadero Derecho Humano y como tal, debe tender a erradicar la pobreza.
No podemos hablar de desafíos ambientales sino lo vinculamos a lo social. Siempre las poblaciones más pobres son las que más sufren las consecuencias negativas del cambio climático, y de la contaminación. Existe una estrecha relación entre los problemas ambientales, y los de origen económico y social.
Hay un agotamiento de los modelos de desarrollo existentes, nocivos para nuestros ecosistemas, y una clara necesidad de avanzar con sostenibilidad y con equidad.
Ese avance debe tener en cuenta a nuestras economías regionales y debe ser capaz de incorporar nuevas formas de producción.
Por lo tanto, las políticas públicas ambientales no pueden desconocer la imperiosa necesidad de generar acciones en el territorio que, con una mirada federal, pero teniendo en cuenta las particularidades locales, pueda enfrentar las problemáticas de ordenamiento territorial que no solo generan consecuencias ambientales, sino también sociales y de género.
En el proceso de transición para alcanzar los objetivos de un desarrollo sostenible, las mujeres constituimos una fuerza que contribuye al logro de los mismos.
Tal es así, que hoy se reconoce la interconexión entre el sistema de género, la producción de cambios ambientales y su impacto en las distintas realidades locales y regionales de los países y, fundamentalmente, en el nuestro.
Pero claro está que es el comienzo de un largo proceso que tienda a revertir el enorme deterioro que sufre nuestro ambiente y los sectores sociales más vulnerables.
Existen diferentes experiencias como la vinculada a la Universidad Arturo Jauretche con las problemáticas ambientales de la región del conurbano sur. #MiBarriolimpio es una política pública impulsada por el Municipio de Varela en articulación con la Universidad y hoy replicada en otros municipios.
La cito porque plantea claramente un objetivo ambiental a través de un verdadero acuerdo social, propiciando la erradicación de micro basurales, una de las problemáticas que acecha a la región y que está en estrecha vinculación con lo social. Erradicación que se lleva a cabo mediante el recupero de espacios públicos, convirtiéndolos en lugares para la recreación, el deporte y diferentes actividades culturales.
Asimismo, favorece acciones que desde la educación ambiental tienden al sostenimiento del mismo. De hecho, se han generado concursos que vinculan a la comunidad toda en la elaboración de propuestas que tiendan al sostenimiento de esos lugares, una manera de incorporar no solo mejores hábitos ambientales, sino también sentido de pertenencia con nuestros espacios comunes.
Decíamos al principio que lo ambiental no puede desconocer lo social y claramente es lo que se pretende cuando se ponen en marcha acciones como estas, que incluyen dentro de sus estrategias de abordaje territorial todas las problemáticas que generan consecuencias de inequidad social.
El logro de estos objetivos no es fácil, pero refleja que promover la participación social siempre nos permitirá alcanzarlos de una manera mucho más solidaria y con menor inequidad. Porque si bien plantean mecanismos de control y fiscalización, son planteados desde un abordaje que prioriza la prevención y eso genera mayor empatía en la sociedad.
Las universidades, por ello, tienen un rol fundamental en la política ambiental, el cual se genera porque permite su perpetuidad, mejora constante y adaptación a los nuevos tiempos, fundamental para un abordaje que permita buenos resultados.
Estamos asistiendo a momentos muy dinámicos, donde se aceleran los tiempos en generar espacios reales de participación que permitan mejoras ambientales que claramente están afectando también nuestra salud, pero que sean de carácter solidario, construyendo verdaderos acuerdos sociales.
¿Podremos lograrlo? ¿Qué se necesita?
Hoy, como ocurriera con la cartera de salud, ambiente también es Ministerio como no lo era hace un tiempo, y esto evidencia claramente una decisión política e institucional que favorece, pero el logro de los nuevos desafíos ambientales no puede alcanzarse sin el empoderamiento comunitario, sin la construcción de un verdadero acuerdo socio ambiental, inclusivo y con equidad.
Universidad Nacional Arturo Jauretche
Calchaquí 6200 (1888), Florencio Varela, Pcia. de Buenos Aires, Argentina
Tel: +54 11 4275-6100 | www.unaj.edu.ar
ISSN 2545-7128