Por Lic. Cecilia Morales.
Socióloga UBA. Docente y nodocente de la Universidad Nacional Arturo Jauretche.
Desde “Pueblo” y por tratarse del primer número de nuestra revista consideramos fundamental presentar algunas particularidades de nuestros estudiantes, así como también preocupaciones ligadas a sus trayectorias académicas. El derecho a la educación es para nosotros un elemento constitutivo del país que anhelamos. Para nuestra carrera se trata de un lineamiento político y pedagógico fundamental para construir la Universidad que queremos. El ejercicio efectivo de ese derecho, requiere no solamente garantizar el acceso, sino que además debemos trabajar centralmente en la permanencia y el egreso. A esta difícil tarea se suma un contexto de achicamiento del Estado, desfinanciamiento, condiciones sociales que vulneran la permanencia, etc.
Trabajar sobre las mejoras que debemos hacer para concretar aquel derecho requiere que nos preguntemos ¿Quiénes son nuestros/as alumnos/as? ¿Qué inconvenientes se les presentan en sus trayectorias universitarias por los cuales deben interrumpir la misma?
Uno de los rasgos centrales de nuestra carrera es una población mayoritariamente femenina. Un 91% de nuestros/as estudiantes regulares son mujeres. Esta notable feminización de la Carrera trae aparejada situaciones particulares en sus trayectorias. En el marco del Observatorio de Violencias Sociales nos planteamos indagar las razones/situaciones que generan que nuestros/as estudiantes dejen ya sea una o varias materias en las cuales se inscribieron el primer cuatrimestre del ciclo lectivo.
Creemos relevante anotar que nuestra propuesta metodológica incluyó, además de datos cuantitativos, entrevistas abiertas que administraron los/las alumnos/as de la materia Metodología y Técnicas de Análisis Cualitativo convocados por sus docentes. La comunicación entre pares generó un buen rapport y permitió pensar la Carrera como un espacio de referencia y vínculo. Los estudiantes también aplicaron herramientas adquiridas en el marco de la materia convocante.
Resultados de nuestra investigación
Observamos que si bien las situaciones de interrupción de las trayectorias universitarias son varias (horarios, laborales, económicos, etc) es destacable considerar que la mayoría de nuestros/as estudiantes menciona no solo el cuidado de sus hijos, sino también de algún familiar del grupo conviviente, teniendo en cuenta que sus grupos convivientes son en un 46 % su familia de origen y 52 % sus parejas y/o hijos/as (solo un 2% vive solo/a). En este sentido en nuestro trabajo cobró especial relevancia la cuestión de “los cuidados”.
La noción de cuidado alude a las actividades y relaciones sociales orientadas a alcanzar los requerimientos físicos y emocionales de niños y adultos dependientes, así como los marcos normativos, económicos y sociales dentro de los cuales estas son llevadas a cabo” (Daly Lewis 2000:285).
Los datos relevados muestran que la resolución de las cuestiones ligadas al cuidado de los hogares queda circunscripta a la órbita femenina. El cuidado expresa una prolongación de las tareas ligadas a la crianza-protección socialmente definidas como femeninas, que operan a partir de la naturalización de la sinonimia mujer=madre.
Como menciona Elizabeth Jelin (2012) la matrícula femenina ha crecido notablemente en educación superior en la universidad argentina en general a partir de los años 50.No obstante (luego de los resultados obtenidos en nuestra investigación) podemos pensar que a pesar de que el cupo femenino tiene mayor concurrencia también presenta obstáculos, que podríamos relacionar directamente con la división sexual del trabajo propia de la organización de las familias en la actualidad.
Se pueden esbozar algunas líneas de reflexión acerca de la feminización de Trabajo Social a partir de las teorizaciones Estela Grassi, quien problematiza la relación entre el trabajo social y la sensibilidad social atribuida a las mujeres, “el tema de la sensibilidad asociada a la maternidad es uno de los mitos más populares acerca de las mujeres” (Grassi; 1989). A ellas se le atribuyen funciones “naturales” de “emotividad, tendencia al cuidado y comprensión”. Esta construcción de la feminidad en torno a patrones establecidos “naturalmente”, sostiene Grassi, “es una de las razones que justifican que las mujeres vuelquen sus expectativas profesionales a aquellas disciplinas afines con características tales como la protección y el afecto” (1989; 85). Las experiencias docentes áulicas y las observaciones recabadas en el marco del plenario docente que organiza la carrera dan cuenta de construcciones respecto a la misma enmarcadas en la “sensibilidad”, “la ayuda”, “la cooperación”.
Esta relación sobre la feminización de la profesión ligada a las construcciones de género, nos permite reflexionar sobre las expectativas de nuestras estudiantes respecto a la Carrera, y las respuestas que venimos desarrollando para dar cuenta y responder a estas inquietudes. La problemática del cuidado no es algo azaroso, responde a construcciones culturales que se depositan en la mujer. Para eso nos parece importante pensar estrategias, que nos permitan suplir estos obstáculos ligados al cuidado como asunto de políticas universitarias.
Líneas de discusión y Estrategias de Intervención
Como plantea Aguirre Rosario, la cuestión de los cuidados constituye un campo de actuación de las políticas hacia las familias, en tanto conforman un ámbito con sus propios actores e instituciones. La preocupación fundamental aquí es contribuir a la construcción del tema del cuidado como problema público objeto de políticas.
Es por ello que nos parece fundamental proponer dos estrategias de acción a mediano y corto plazo, a fin de trabajar sobre los obstáculos relevados:
- Repensar la propuesta de cursada acorde a las particularidades de las estudiantes de Trabajo Social; lo que implica promover una oferta de materias y contenidos, pertinente a las actividades cotidianas de nuestras/os estudiantes.
- Realizar actividades que permitan repensar las cuestiones ligadas a la feminización del cuidado, a fin de desnaturalizar concepciones que afectan las trayectorias educativas de las estudiantes.
- Generar un dispositivo que permita socializar las tareas de cuidado en las familias de las estudiantes, siendo la Universidad un actor principal a fin de promover una desfamiliarización y desprivatización de las tareas de cuidado.
A modo de conclusión:
Si bien en nuestro trabajo cobró especial relevancia la cuestión de los cuidados circunscripta a una práctica privada y fundamentalmente femenina, no debemos dejar de lado los otros impedimentos que nuestros/as estudiantes tuvieron para continuar cursando la/s materia/s.
Nuestro trabajo planteado de manera exploratoria ha despertado gran interés para profundizar diversas dimensiones, así como también la preocupación por realizar un trabajo de recupero. Las problemáticas de cuidado, las organizaciones familiares y las expectativas ligadas a la profesión y los factores económicos merecen especial atención para poder instalar un sólido debate y estrategias pertinentes.
Consideramos que tanto la cuestión de los cuidados, factores económicos, falta de empleo, deterioro de las condiciones de vida y el aumento de tarifas se enmarcan en las políticas del actual gobierno nacional.
Instalar el debate académico y político acerca de las dificultades que nuestros/as estudiantes tienen para mantener la cursada es parte de nuestra tarea política y pedagógica.
Seguimos profundizando.