Por Sabrina Iacobellis (Disciplina Sociología – Trabajadora Nodocente UNAJ) y Nahue Luna (Disciplina Antropología – Trabajadora Docente y Nodocente UNAJ)
Descargar nota en PDFA partir de una encuesta que se realizó en el marco de la materia Introducción a la Psicología, de la Carrera de Trabajo Social, nos interesa pensar algunos datos y preguntarnos si es posible hablar de “una identidad” de los y las estudiantes de la carrera.
Una de las características más marcada y tal vez más relevante que se desprende del análisis de los datos es la cantidad de estudiantes que se inscribieron y cursan la carrera de Trabajo Social que se reconocieron como mujeres. Teniendo en cuenta que se tomó una muestra de 150 casos, el 91% de los/las estudiantes son mujeres, es decir, una amplia mayoría. ¿Podemos decir que estamos ante la presencia de una feminización de la matrícula de la carrera? Resulta llamativo que esto suceda también en la mayoría de las universidades donde se dicta Trabajo Social. En este sentido nos preguntamos si esto se debe al contenido de la carrera, o a las materias que ofrece, aunque parecería, a luz de otros análisis que pensaron el tema, que fundamentalmente se trata de problemáticas de género, pues ¿cuál es la concepción que la sociedad tiene sobre el trabajador o la trabajadora social? y allí encontramos un lugar de tipo asistencial, de ayuda a otros/as, de contención; al mismo tiempo y desde el sentido común, estas actividades se relacionan con determinadas habilidades/capacidades del género femenino en detrimento del masculino, ya que se asocia al profesional de Trabajo Social como quien se involucra con temáticas de carácter sensible.
Sin embargo, aquí pretendemos arriesgarnos a otras lecturas posibles, que pueden sumarse o dialogar, o no, con la anteriormente mencionada. Quienes tuvimos la oportunidad de estar en el aula, de compartir espacios de debate, u otros con los y las estudiantes pudimos toparnos o escuchar otras formas y razones de construir su vocación, más allá de los condicionantes de género. Existen en sus trayectorias, experiencias de vida, de militancia, de participación social, religiosa y/o política que adquieren formas diversas pero que confluyen o coinciden en esta carrera como vehículo para legitimar sus inquietudes y conocimientos previos. También aparece en muchos de sus discursos la elección de la carrera asociada directamente a la noción de “compromiso”. Resulta sumamente interesante esta asociación, sobre la que creemos vale la pena seguir indagando, para pensar los modos en que se están construyendo como trabajadores y trabajadoras sociales, y las implicancias que esto puede tener en su desarrollo profesional a futuro.
En cuanto a la edad de los/las estudiantes, si bien existe una diversidad, hay una mayoría de estudiantes con más de 26 años, lo que implica que quienes eligen la carrera no suelen ser estudiantes que han finalizado recientemente el secundario (puede sí ser el secundario de adultos), y que tienen otro tipo de intereses o experiencias como las antes mencionadas; otra característica es que la mayoría de los/las estudiantes (59%) tienen hijos, y el 60% trabaja. En muchos casos quien “no trabaja” se encarga del cuidado de familiares dentro del propio hogar, tarea que no es concebida como trabajo, aunque conlleve una verdadera inversión de tiempo, esfuerzo y dedicación.
Otro rasgo relevante según los datos obtenidos es que la mayoría de los/las estudiantes de Trabajo Social que trabajan, tienen empleos que no tienen relación directa con sus estudios, aunque existe una cantidad importante de estos/as estudiantes que son docentes y ejercen dicha profesión.
En tiempo de las TIC (Tecnologías de la información y de la Comunicación) aparece otro dato interesante, ya que la mayoría posee computadora (89%) e Internet en sus hogares (82%), aunque es importante tener en cuenta un porcentaje que no posee ninguna de las dos cosas, dato que debe ser considerado por los y las docentes a la hora de solicitar lecturas o producciones en donde sea necesario acudir a las TIC, pensando también en que esto conlleva otras implicancias, brechas o problemas, que los/las estudiantes se encuentran en la necesidad de resolver.
Esta pequeña aproximación es un ejercicio de análisis de datos que esperamos sirvan para encarar nuevas estrategias pedagógicas y didácticas que incluyan a todos/as los/las estudiantes, intentando de esta manera reforzar sus identidades como futuros Trabajadoras y Trabajadores Sociales.
Eduardo Galeano señaló alguna vez que si se diera un caso en el que una persona poseyera mil pesos y otra no contara con absolutamente nada, el resultado apresurado de una encuesta podría llevarnos a afirmar que cada uno de los involucrados tiene en su haber quinientos pesos en promedio. Sabemos que la encuesta es un tipo de herramienta que, en Ciencias Sociales, nos sirve para esbozar un mapa de nuestro territorio y así anticiparnos un poco al camino. En este incipiente andar algo de la heterogeneidad y del compromiso social y político se vislumbra como crucial.
Trabajo Social en la UNAJ, es una carrera joven que promete mucho, su identidad se está construyendo. Pues no somos, estamos siendo (*).
(*) Freire, Paulo, Pedagogía de la Autonomía, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2008.
(La imagen que ilustra el artículo pertenece al artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín)